El malagueño se pone al servicio de los carbayones en su debut como entrenador, mientras que los azules buscan en él la mano que les devuelva a Primera

Cuando el ocho de junio el Real Oviedo anunció la incorporación de Fernando Hierro, los medios de comunicación y las redes sociales se hicieron eco rápidamente. No faltaron los halagos hacia el madridista, parte importante en los éxitos recientes de la selección española y segundo del italiano Carlo Ancelotti en su época como entrenador merengue.
Sin embargo, la parroquia carbayona, al igual que la blanquivioleta, es exigente. Pronto también comenzaron a surgir las primeras dudas. Todavía estaba presente el chasco de la recta final de la pasada competición, en la que Generelo –sin ningún tipo de experiencia– se había dado un tiro en el pie y había privado al Oviedo del tan ansiado ascenso.
Vista la experiencia, el Grupo Carso –máximo accionista del club azul– había asegurado que el entrenador que llegara tendría experiencia y conocería la categoría. Y llegó Hierro, quien a pesar de no haber dirigido a ningún equipo hasta la fecha contaba con una dilatada experiencia tras su retirada como jugador.
Pero la afición, ya se sabe, solo quiere lo mejor. La pretemporada ha servido para ir disipando las dudas, aunque la prueba de fuego será este domingo contra el Real Valladolid. Alguno se preguntará: ¿qué motivos hay para que esto salga bien? Muy fácil: tanto el club como Hierro se necesitan mutuamente para crecer.
La selección, el Málaga y el Madrid le avalan
Tras su retirada de los terrenos de juego en 2005, Fernando Hierro no pasó mucho tiempo alejado de los terrenos de juego. El veintisiete de septiembre de 2007 llegó a la Real Federación Española de Fútbol, donde ocupó el cargo de director deportivo.
Al igual que sucedió en el Real Oviedo: su llegado vino acompañada de algunas dudas, ya que el malagueño no había ejercido nunca tal cargo. Sin embargo, siempre hay una primera vez para todo y la de Fernando Hierro fue una apuesta segura.
Apenas un año después, la selección española se proclamó campeona de Europa en Viena. Después de este torneo, Luis Aragonés anunciaba su retirada como timonel del equipo nacional y Hierro entró en escena.
El director deportivo se encargó de la transición entre ‘El Sabio de Hortaleza’ y Vicente del Bosque. Ambos habían coincidido en el Real Madrid y ambos habían salido por la puerta de atrás del club blanco cuando Florentino Pérez decidió no renovarles el contrato.
Una transición más que satisfactoria para el equipo nacional, que en el 2010 se coronó como campeón del mundo en un torneo en el que fue de menos a más. Sin embargo, los preparativos de la Eurocopa de 2012, en la que España volvió a demostrar su dominio, tuvieron un regusto amargo.
Fernando Hierro decidió dejar la Federación un año antes y tras un período de cuatro en el que su labor en el equipo nacional fue sobresaliente. Puso rumbo al Málaga CF, donde ejerció el mismo cargo y con resultados también notables.
Durante la temporada 2011/12, los boquerones firmaron una de las páginas más exitosas de su historia. Junto a Pellegrini, Hierro configuró una plantilla de estrellas en la que figuraban nombres como Isco, Cazorla, Van Nistelrooy o Monreal.
Esa temporada, el Málaga logró el cuarto puesto en Liga –su mejor clasificación histórica– y una plaza para disputar la fase previa de la Champions. Un proyecto que no tuvo continuidad, ya que tras su año como boquerón Fernando Hierro decidió abandonar su puesto de director deportivo.
Pasaron dos años hasta que el malagueño volvió a salir a escena. Fue en la temporada 2014/15, cuando Hierro ocupó el puesto de segundo entrenador del Real Madrid al lado de Carlo Ancelotti.
Su regreso a la casa blanca, previa petición de sus dirigentes, no fue tan satisfactoria como se esperaba. En el plano deportivo, el Real Madrid quedó subcampeón de Liga y eliminado en Champions. Florentino decidió rescindir el contrato del italiano y Hierro abandonó por segunda vez la disciplina blanca.
Un cuerpo técnico de primer nivel
No se volvió a saber nada más del malagueño hasta este verano, cuando se confirmó su incorporación como entrenador del Real Oviedo. Al frente del equipo carbayón vivirá su primera experiencia como primer entrenador, por lo que Fernando Hierro ha decidido rodearse de los mejores profesionales.
Julián Calero es el hombre de confianza de Hierro en esta nueva andadura. El actual segundo entrenador del Real Oviedo ya ejerció el mismo cargo en el Porto de Julen Lopetegui y en países como Rusia o Catar.
Junto a ellos están Roberto Ovejero, preparador físico, y Xavi Valero, entrenador de porteros. Los cuatro forman el cuerpo técnico con el que la afición ansía regresar a la división de oro. Son la apuesta personal de Fernando Hierro, que en su presentación reiteró su total apoyo a sus ayudantes.
Con Hierro, la disciplina ha vuelto al club carbayón. Jornadas maratonianas con dobles sesiones, concentraciones de tres días para mejorar el aspecto físico y hacer grupo, largas sesiones en el gimnasio… Ese es el ‘modus operandi’ del malagueño, con el que la plantilla ha recuperado las rutinas de primer nivel. Susaeta, voz autorizada en el vestuario carbayón, lo reconocía hace unas semanas: el Oviedo se ha profesionalizado.
Confianza es sin duda la palabra en la que este Real Oviedo está cimentando esta temporada. Una confianza transversal al proyecto, que debe estar presente tanto en la plantilla como en la afición y en la directiva. Una confianza que comienza a su nivel más básico pero a la vez más importante: la relación entre el técnico y los dirigentes.
Unos dirigentes que han confiado en Hierro y le han dado la primera oportunidad como entrenador titular. A su vez, un técnico que confía en el equipo que dirige para demostrar su valía al frente de un banquillo. Al final, el objetivo es común: se trata de crecer.