El Real Valladolid ha conseguido en doce ocasiones, en este siglo y en Segunda División, mantener la puerta a cero durante al menos tres partidos consecutivos

Foto: LFP
En este año tan irregular por parte del conjunto blanquvioleta, sumar tres partidos sin encajar un solo gol está siendo un logro. Los datos y la hemeroteca –maldita hemeroteca– dicen que el Pucela ha conseguido en otras doce ocasiones enlazar, al menos, tres partidos con su portería a cero, en sus temporadas en la categoría de plata desde el año 2000.
El Real Valladolid ha repartido su presencia en este siglo entre Primera y Segunda División casi a partes iguales. En las temporadas 2004/05, 2005/06, 2006/07, 2010/11, 2011/12 y los dos últimos cursos, el Pucela ha estado en el ostracismo de la plata, mientras que el resto de años en los ha disfrutado en lo más alto. Es decir, ha pasado siete años en la ahora llamada Liga Adelante.
En estas siete temporadas el club pucelano ha alternado años muy buenos, coronados por los ascensos, con otros muy malos en los que incluso pasaron hasta tres inquilinos por el banquillo de Zorrilla; como fue el caso de la temporada 2010/2011 con Antonio Gómez, Torres Gómez (un tanto anecdótico) y Abel Resino.
Pese a que hubo mejores y peores cursos, el Real Valladolid siempre ha conseguido mantener su portería a cero en tres partidos consecutivos en sus años en Segunda, excepto en la temporada 2005-2006, cuando el conjunto dirigido primero por Marcos Alonso –y más tarde por Alfredo Merino– estuvo durante casi toda la campaña más cerca de los puestos de descenso que de los de ascenso.
Pese a esa mancha, en las demás temporadas sí que consiguió, al menos una vez, dejar la puerta a cero en tres ocasiones. En la temporada 2004/2005, logró este hito entre las jornadas nueve y diez, con un partido de Copa entre medias.
Para enmarcar fue la temporada 2006/07, con José Luis Mendilibar al frente de la nave pucelana. El Real Valladolid consiguió sus mejores rachas sin encajar. Entre las jornadas nueve y once, los de ‘Mendi’ acumularon tres partidos ligueros sin encajar y, entremedias, otro de Copa.
Ese mismo año lo volvió a conseguir entre las jornadas veinte y veintidós y, de nuevo, con partido de Copa, esta vez ante el mejor Villarreal de su historia, a los que los de Mendilibar ganaron por 0-1. El ‘Pucela de los records’ dejó su portería a cero en cuatro partidos seguidos una vez más, entre las fechas veintiocho y 31. Ni falta hace decir que ese año el portero del Real Valladolid, Alberto López, se hizo con el trofeo Zamora.
Tras ese mágico año, el Pucela se mantuvo durante tres cursos en Primera, pero en la 2009-2010 se perdió la categoría. Un curso más tarde, en el de los tres entrenadores, el Real Valladolid realizó un gran inicio de la mano de Antonio Gómez, ganando sus cinco primeros partidos –dos de Copa– y manteniendo su portería intacta entre las jornadas dos y tres y contra el Huesca en la tercera fase de la Copa del Rey. En la veinticuatro, ya con Abel Resino en el banquillo, consiguió ganar sin encajar contra el Recre, algo que haría igual ante Betis y Elche.
Los últimos precedentes
La temporada 2011/12 es otra de las que están grabadas en la mente de los aficionados pucelanos. Miroslav Djukic se hizo cargo del equipo y el serbio logró la tarea encomendada: ascender a Primera División. Su equipo desplegaba el mejor juego de toda la competición y eso también se notaba en defensa.
En los primeros tres partidos –uno de Copa–, el Pucela empezó arrollando: once goles a favor y ninguno en contra. Pese a que sufrió un pequeño bache, se repuso y su solidez defensiva fue clave.
Entre las jornadas veintiuno y veintitrés los de Djukic no permitieron al ataque rival hacer su trabajo, al igual que sucedería entre la 33 y 35 y en los tres primeros partidos del play-off de ascenso. Jaime Jiménez recibió 36 tantos y consiguió el Zamora de Segunda.
Por último, el año pasado, el tan criticado Rubi consiguió que su equipo no encajase gol en cuatro partidos seguidos entre las jornadas siete y nueve y en el partido de Copa del Rey ante el Girona y, más tarde, entre las fechas dieciocho y veinte, cuando, de nuevo, sumó tres partidos sin encajar. El equipo terminó con cuarenta goles en contra; una buena cifra, pero que no fue suficiente para ascender.
La importancia de recibir pocos goles en Segunda División es capital para alcanzar el ascenso. Tanto en el de Mendilibar, como en el de Djukic, el Pucela fue el menos goleado de la competición. Si el equipo de Portugal sigue en esta línea, puede llegar a ser un serio candidato a jugar la temporada que viene en Primera, pero para ello habrá que esperar a finales de mayo.