El técnico del Promesas y Rubén de la Barrera volvieron a enfrentarse tres años después de aquel 4-0 en el 90º Aniversario del Real Ávila
Días antes del Guijuelo – Promesas disputado este pasado domingo, en este mismo portal contábamos, casi como algo anecdótico, que la última vez que se vieron las caras Borja Jiménez y Rubén de la Barrera en los banquillos el resultado fue de cuatro goles a favor del equipo que dirigía –como segundo– el abulense. Nadie pensó en ese momento que la historia se repetiría en un partido de liga y en la Segunda B.
Un ocho de agosto de 2013 el Real Ávila y el Club Deportivo Guijuelo se enfrentaban en un amistoso como celebración por los noventa años del club encarnado, que militaba por aquel entonces en el Grupo VIII de la Tercera División. Los chacineros, recién ascendidos a la Segunda División B unos meses atrás, veían cómo los abulenses les endosaban un cuatro a cero, ante el que poco o nada pudieron hacer.
Tres años después de aquel día volvieron a verse las caras Rubén de la Barrera y Borja Jiménez. Sin el Ávila de por medio, sin ser amistoso y sin celebraciones de ningún tipo que incluyesen tarta, Guijuelo y Promesas disputaban la jornada veintitrés con tres puntos en juego importantes para ambos, que querían –y quieren– ver el descenso de lejos.
En un envite de motivación absoluta, con un ojalá en la mente de alguno pero sin llegar a creer de verdad que pudiese suceder, saltaron al campo chacineros y pucelanos en una tarde en la que el tiempo respetó y en la que la señorial afición que se acercó al Municipal de Guijuelo premió con aplausos varias actuaciones y sustituciones del filial blanquivioleta.
Y sucedió, vaya que si lo hizo… Dos tantos de Jose, uno de Caye Quintana y otro de Renzo Zambrano, que se estrenó como goleador en el conjunto pucelano, se tradujeron en un 1-4 solo empañado por el penalti que detuvo Julio y que acabó perforando la red tras el rechace materializado por De la Nava. Ningún defensor entró a por el rebote y el guardameta vallisoletano se encargó de recordar a sus compañeros en Twitter minutos después de finalizar el encuentro, en unas líneas con tono jocoso.
El ojalá se convirtió en realidad. Toni arrancó la mayor ovación de la tarde, Jose demostró con dos tantos y una asistencia que los que un día no creyeron en él fallaron, Borja Jiménez repitió goleada a Rubén de la Barrera, Higinio a punto estuvo de marcar su primer gol con la blanquivioleta, Juliá realizó un partido completísimo que le supuso el primer punto en La Mejor Promesa…
La unión, la fuerza, las ganas de sacar adelante una situación que en su día se puso demasiado adversa. El cuerpo técnico se encargaba de recordarlo al terminar: «Aún no hemos hecho nada». Pero la alegría con cada tanto, la mejoría semana a semana, las dos victorias consecutivas lejos de casa y los cuatro partidos seguidos sin perder lo dejan claro: el Promesas ha vuelto a ser, más que nunca, un equipo.