El Real Valladolid, a pesar de no generar mucho fútbol, sí creó más peligro que otras veces. Sin embargo, la falta de pegada a punto estuvo de costar el partido
El Real Valladolid – Elche bien pudo haber sido un partido de poder a poder. De esos entre grandes, pues en la Segunda División se supone que ambos lo son. Pero nada más lejos. Las inclemencias climatológicas y lo que los propios equipos hicieron deslucieron el duelo, que, eso sí, fue competitivo y competido.
Y fue así desde el comienzo. Como el pasto no estaba en unas condiciones demasiado buenas, y llovía y hacía viento, el juego raso era difícil; más todavía teniendo en cuenta lo bien que se plantaron los dos conjuntos. El local, viniendo al repliegue medio después de una primera presión con sus dos jugadores más ofensivos. El visitante, directamente con lo segundo, dejando hacer hasta el centro del campo. A partir de la franja ancha, el Elche salía a por el esférico y embarraba la posesión.
El Real Valladolid no fue capaz de encontrar el antídoto en corto, así que trató de desasirse en largo. Pasó a buscar a Alfaro, que corría al espacio generado por Rodri, que solía caer a banda o bajar a ¿recibir?, y a Villar, más intermitente pero siempre peligroso. También, a los laterales, con largo recorrido, aunque ‘sucio’.
Como entonces se vio sometido a las ocasiones blanquivioletas, el conjunto de Rubén Baraja dio un paso adelante en el intento de recuperar. Fue de esa manera como hizo algo de daño; no creó muchas ocasiones, pero por lo menos sí que robó unos cuantos balones en la fase de salida rival. Y, timorato, cuando tenía la pelota, buscaba sobre todo a Espinosa, que, móvil aunque principalmente acostado a la izquierda, buscaba a su vez a Sergio León y a Álvaro.
Misma tónica tras el entretiempo
En los primeros compases de la segunda parte, el dominio fue alterno por parte de ambos equipos. Ninguno lograba hacerse con el control del partido, como ya antes había sucedido. Así, ambos conjuntos dispusieron de ocasiones, sobre todo el vallisoletano, pero el marcador se mantenía inalterado.
El Real Valladolid intentaba crear peligro por bandas. Un incisivo Manu del Moral era el jugador que más peligro generaba por parte de los locales. La mayoría de jugadas de peligro pasaban por sus botas. Juan Villar se mostró menos acertado que de costumbre.
Los de Portugal jugaron algo condicionados por las tres tarjetas amarillas seguidas que recibieron Juanpe, Chica y Álvaro Rubio y que unidas a las anteriores de Rodri, Marcelo Silva (que vio la quinta amarilla y se perderá el encuentro en Mallorca) y Leão hacían pensar que los locales, una vez más, no iban a terminar con once futbolistas.
Los laterales de nuevo no estuvieron finos. Un error de Hermoso, tras una pérdida de Rubio, propició que los ilicitanos consiguieran abrir la lata. En ataque, apenas hicieron incorporaciones. Para entonces, el Real Valladolid se había mostrado más decidido, lo que no obstó para que se viera por debajo en el marcador.
Quizás algo tarde, en el minuto 74, decidió Portugal mover ficha con un doble cambio. Se retiraban del empapado terreno de juego dos de los jugadores que más peligro llevaron (Alfaro y Manu del Moral) y se daba entrada a Mojica y a Diego Rubio. El chileno, que está sorprendiendo gratamente en los últimos partidos, intentó en varias jugadas dar el último pase, pero la pólvora de los blanquivioletas continuaba mojada.
Por su parte, la entrada de Mojica aportó más centros al área. El rechazo de uno de ellos, servido por Diego Rubio ya en el 90′, le llegó a Rodri que remató de cabeza en boca de gol para salvar al menos un punto de Zorrilla. Antes, el técnico burgalés había dado entrada a Tiba (en detrimento del capitán Álvaro Rubio). El portugués jugó algo acelerado y su entrada no supuso una mejora en el mediocre juego pucelano.
En definitiva, el Real Valladolid consiguió crear más ocasiones que nunca, pero evidenció su falta de gol. A pesar de la calidad de jugadores como Rubio, Leão, Villar, Del Moral o Alfaro, se ha evidenciado de nuevo la necesidad de un ‘nueve’ que materialice todas esas ocasiones. No debería tardar mucho en llegar, pues con los últimos resultados, los pucelanos se alejan de nuevo de la parte alta. No hay tiempo que perder.