El ya nuevo guardameta del Real Valladolid será señalado como uno de los mejores de la categoría y está llamado a ser uno de los puntales en el objetivo del ascenso

Decía un hombre tirando a poco sabio pero bastante influyente en la vida de quien escribe que no hay mayor virtud para el ser humano que la paciencia. Y, gallego él –el que pone negro sobre blanco y el que lo decía–, no erraba, pues si de algo saben los gallegos es precisamente de la santa madre de toda ciencia.
Y Braulio es gallego. Lo que viene a indicar que… eso. Por eso ha esperado tanto por Javi Varas, aun cuando la marcha de Diego Mariño, los problemas para su rescisión y el final de todo plazo (salvo el del mercado de transferencias) invitaban a cambiar de objetivo. Era el que más convencía, y por eso se luchó con tanto ahínco para tratar de hacer lo propio con él. Había consenso: tenía que ser él.
La eterna espera, por momentos tensa, empezó el dieciséis de julio, cuando Carlos Suárez hizo pública la intención de Mariño de irse a un ‘primera’. Ese mismo día, y tal y como relató este portal, Casto y el ya nuevo portero del Real Valladolid fueron ofrecidos a Braulio Vázquez a través de sus representantes. El primero era el que más gustaba hasta esa la fecha, hasta el punto de rechazar a Lux, pero el escenario cambió; Varas se convirtió en prioridad.
Ello no impidió que el guardameta pimentonero siguiera en el punto de mira. Más aún al ver el intenso tira y afloja mantenido entre el objetivo y el club al que pertenecía su pase, el Sevilla Club de Fútbol. Tal llegó a ser la situación que el director deportivo llegó a reconocer, sin hacer mención a ninguno de los dos, que había más opciones, algo que también se le trasladó a la agencia que le lleva.
Es más: cuando el Málaga empezó a vislumbrarse como posible salida en el horizonte del sevillista, aunque con la boca pequeña, o quizá como farol, fuentes cercanas al Real Valladolid empezaron a comentar que se iba a poner en marcha el ‘Plan B’, dadas las dificultades para su llegada; algo que, a la postre, puede no haber sido más que una maniobra de presión.
Lo cierto es que la entidad blanquivioleta es quien más ha apostado por Javi Varas. Se llegó a plantear la posibilidad de firmarle tres años, extensión final fraccionada; en uno seguro y otros dos en caso de ascenso. De este modo, él deja abierta la puerta de Primera si no asciende y el club no se hipoteca con sus altos emolumentos, que podrían rondar los 300.000 euros.
Aunque algunas cláusulas semejantes han provocado salidas este verano y desazón en la afición, su incursión era la única manera de que accediera a fichar, como la correspondiente subida de sueldo en caso de ascenso y renovación. Y, por otra parte, son habituales en estos casos, aunque eso es harina de otro costal. Como decíamos, aunque pudiera ser otro, tenía que ser él.
Javi Varas tiene, desde ya, puesta la etiqueta de ser uno de los mejores guardametas de la Segunda División, sino el mejor. Se le considera un portero que habría sido potencialmente importante incluso en Primera División, donde solo el elevado caché le ha impedido continuar. Por lo que ha costado –y costará–, ha de ser uno de los puntales en el intento de retorno a la máxima categoría.
Rubi, que ha priorizado el trabajo defensivo durante buena parte de la preparación, es consciente de que por la faceta defensiva pasa parte de ese ascenso –aunque suene a Perogrullo–. Por eso no se ha inquietado a la hora de pedir el refuerzo ansiado, porque sabe las prisas no son buenas consejeras y prefería uno bueno a uno que llegara rápido.
Con Javi Varas se firma a un arquero con jerarquía, con experiencia en la categoría y calidad contrastada. Se ha apostado con fuerza y él también lo ha hecho, como anteriormente sucedió con otros jugadores. Con el permiso de Dani, se hará importante debajo de los palos, pues para eso ha llegado. Y, si la fortuna le acompaña, dará puntos. Quizá no tantos como para ascender. Sí los suficientes para ayudar a hacerlo. En esa creencia se ha esperado.