A sus veintitrés años, Roger Martí quiere terminar de hacerse futbolista en Valladolid, después de sus doce goles con el Zaragoza la temporada pasada en Segunda

Puede jugar de mediapunta, incluso cayendo a banda, pero su lugar es el del nueve puro. Y si no que se lo pregunten a la afición del Zaragoza, que bien le disfrutó la temporada pasada gracias a sus doce dianas, a pesar del gris año del conjunto aragonés. Roger Martí, el joven pistolero, se trata de una incorporación más que interesante para comenzar a sembrar la delantera blanquivioleta que debe culminar con una cosecha redonda de goles, si lo que se quiere es pelear desde el primer momento por el regreso a la máxima categoría.
Eso sí, no puede presumir Roger, a sus veintitrés años, de mucha experiencia. O quizá sí. Pronto se acostumbró a tomar los galones del gol, si bien su paso por la cantera del Valencia y por el Burjassot de Tercera División no le dieron demasiadas alegrías en sus comienzos. Justo lo contrario que se puede decir tras su fichaje por el Levante en julio de 2011, con quien actualmente tiene contrato hasta 2016.
Como si los colores rojo y azul del conjunto valenciano le dieran los poderes de Superman, el por entonces punta de apenas veinte años arrancó su idilio con el gol de manera inmediata. Tuvo que ser en el filial granota donde marcó con veinticuatro muescas su revólver en 38 partidos en Tercera, suficientes para llamar la atención de otro conocido de la casa blanquivioleta como es Juan Ignacio Martínez. Precisamente fue el técnico el que le hizo debutar con el primer equipo aquella misma temporada merced de dos encuentros ligueros y cuatro coperos, donde incluso llegó a estrenarse en el torneo del KO con un solitario tanto.
Semejante explosión en el filial y las esporádicas apariciones con la primera plantilla fueron suficientes para llamar la atención de varios clubes, pero el llevado por Quico Catalán no quiso deshacerse de la joya de la corona tan rápidamente. Con su discreta estatura para tratarse de un delantero –apenas sobrepasa los 180 centímetros-, se trata de un pistolero rápido, que busca más la velocidad y la finta antes que la potencia o la corpulencia para imponerse a las defensas contrarias. Y de semejante promesa no convenía deshacerse tan pronto.
Así las cosas, Roger apostó otra temporada más, ya en la 2012/13, por seguir soñando con instalarse definitivamente en el vestuario del Ciutat de Valencia, superando incluso en esta ocasión los datos de la vez anterior. Taladró en veintidós ocasiones la portería rival con el filial, dos menos, pero lo hizo con once choques menos a sus espaldas. Y qué decir del primer equipo, donde JIM insistió en darle más protagonismo con quince partidos en Primera y tres en Copa, donde también hizo un tanto en cada competición.
Era la consumación de ‘Billy el Niño’… y el momento oportuno para echarle a rodar. Roger Martí se había convertido definitivamente en la promesa que comenzaba a florecer ante una sorprendida afición granota. El premio no se hizo esperar y a mitad de temporada, mientras seguía haciendo goles en el ‘B’, ya había firmado su vigente renovación que le vincula hasta 2016.
Pero no era suficiente. Tocaba dar otro paso adelante. Y vaya si lo dio. El Zaragoza, en su ambicioso proyecto de vuelta a Primera, contactó con el menudo delantero para buscar su cesión, operación que se terminó por llevar a cabo con el beneplácito del Levante con la idea de que terminara de foguearse, aunque fuera en los campos de Segunda. Quizá suene feo –o gafe- decirlo, pero en una situación deportivamente parecida a la del actual Real Valladolid.
Los nombrados doce goles en su haber a su paso por La Romareda le avalan, sin duda, ¿pero será capaz de repetir tiroteo en su cesión a Valladolid? A la espera de que Óscar González pueda recuperar su mejor versión en la mediapunta, la posición de Roger parece claramente marcada hacia la delantera, donde todavía no se puede hablar de competencia. En cuanto esta llegue, será el momento de que Billy el Niño defienda lo suyo… aunque sea a balazo limpio.