Carlos Suárez acompañó en su primera comparecencia pública al nuevo director deportivo y a Rubi, nuevo técnico del Real Valladolid
«Muerto el rey, ¡viva el rey!», le faltó gritar a Carlos Suárez en la presentación de Braulio Vázquez como nuevo director general del ámbito deportivo del Real Valladolid y a Rubi como su nuevo técnico. No se habría entendido, en realidad, que lo hiciera. Una, por la mesura que le caracteriza y que ha de reinar estos actos. Y otra, porque el contexto sociopolítico en el que se encuentra España invita a todo menos a banalizar. Aunque en el fondo en eso consistió la primera aparición en sociedad de los nuevos responsables de la parcela, en acabar con el luto del descenso y empezar ya a pensar en una nueva travesía por la Segunda División.
Así lo hizo saber a los medios de comunicación, a colación de las palabras de Rubi, que pidió «olvidar el descenso» en pos de lo que el mandatario definió como «ponerse el mono de trabajo y empezar a pensar en el futuro de esta gran casa». Y, por aquello de edificarla desde los cimientos, aunque se refirió a otras cuestiones de intendencia como la campaña de abonados, no quiso restar un ápice de protagonismo a quienes se deberán convertir en arquitecto y aparejador de un nuevo Real Valladolid.
Su principal labor, en la que hizo hincapié, es que los números cuadren. Todo lo tocante a la pelotita, a sus caprichos y a quienes los impulsen queda en mano de Braulio y Rubi. El primero de ellos, el pontevedrés, lleva trabajando para el club desde abril, pero aún no había sido presentado porque, «prefirió esperar a que se pudiera decir quién era el entrenador y la política que se iba a establecer», explicó Suárez que, no obstante, reconoció que le hubiera gustado que el acto hubiera sido «una semana o diez días antes».
El motivo de la demora es que tanto parte de su equipo como del que vendrá con Rubi tiene aún vinculación con otros clubes que todavía no han acabado sus respectivas competiciones. Sin embargo, consideró que «no se podía dilatar más, porque hay gente que puede jugar play-off y hay que empezar a cosechar para recoger frutos futuros», unos frutos que se pretende que vuelvan a ser de Primera.
El máximo mandatario quiso agradecer a su nuevo entrenador y especialmente a Braulio que «en un momento complicado como este, hayan apostado por este club y este proyecto». «Con su experiencia, volveremos a la máxima categoría, que es donde tenemos que estar», aseguró con firmeza, sabedor del habitual buen desempeño del director deportivo.
Trajo esto a colación de las ofertas que el gallego manejó de clubes de Primera División de cara a la próxima temporada, que no le impidieron «mantenerse fiel a la idea y el proyecto» que habían hablado «en su momento», a pesar del descenso y como parte de su presentación. «Es el director general deportivo», un apartado en el que tendrá «plenas atribuciones para crear su estructura y equipo de trabajo», afirmó antes de darle paso para que fuera él quien se refiriese de manera precisa a la apuesta por Rubi.