Las abundantes lluvias en Valladolid y un frustrado cambio de tapete hace unos meses en el habitual lugar de entrenamiento han acabado con los dos campos destrozados

El reloj marcaba una hora cercana a las 18.50 del pasado domingo. El Real Valladolid, en un arranque de heroísmo, había sacado un empate ante el Elche después de llegar a ir perdiendo 0-2. Podían haber sido tres puntos, pero la suerte no estuvo del lado blanquivioleta.
Los jugadores, completamente hastiados, se echaban al raso del estadio José Zorrilla. Un césped que, a ojos vista, podía ser en esos instantes el que peor imagen mostraba de toda la élite del fútbol español.
Y no era el único, pero por desgracia el otro campo que también daba lástima verlo estaba a apenas unos metros del primero, que no es otro que el de los Campos Anexos. Cosas del tiempo, entre otras tantas.
Hay que remontarse bastante tiempo atrás para reconocer el problema del presente, que llevará a la plantilla del Real Valladolid a entrenar de ahora en adelante en los campos de hierba natural de Zaratán bastantes días. Concretamente, hay que volver hasta la primera semana de octubre. El club hacía una gran inversión, levantaba todo el verde de Los Anexos y renovaba el lugar.
Comenzaba el Éxodo. Laguna, Covaresa… Cada día tocaba buscar un sitio diferente. “Podríamos entrenar en el estadio, pero me gusta que el mantel en el que como esté limpio”, explicaba Juan Ignacio Martínez el veintinueve de octubre, en la previa del choque ante la Real Sociedad. La obra faraónica de Los Anexos estaba a punto de concluir, mientras, a pesar de las palabras de JIM, se entrenaba varios días en Zorrilla y comenzaba a chafarse el césped.
La meteorología de Valladolid y el tiempo –valga la medio redundancia- han terminado de hacer el resto. Ha pasado enero y los Reyes dejaron de todo menos unos tapetes nuevos para el José Zorrilla y para el campo de entrenamiento. La fuerte inversión de octubre, llevada a cabo en esas fechas para que la hierba enraizara bien y no se secara con el calor del verano, no ha terminado de salir muy rentable precisamente. Algo que afecta al equipo, claro, en partidos como el del domingo.
“El terreno de juego era complicado, había que tirar muchos pelotazos y buscar la segunda jugada”, decía el héroe de guerra Osorio, de quien nadie diría que no se movió como pez en el agua. “No fue fácil reestrenarse en un campo así”, comentaba el herido de batalla, Jeffren, mientras el capitán Rubio hacía las labores de duro.
“Las circunstancias del campo eran las que eran”, arrancaba. “Nos hemos cargado los dos campos de entrenamiento, es una pena. Esta semana hemos estado de aquí para allá y se nos ha hecho bastante difícil”. Efectivamente, está claro que se trata de un condicionante complicado.
Y así las cosas, todos en masa a Zaratán. “Se trata del mejor terreno para nosotros, natural y cerca de nuestro campo”, ha explicado Jorge Santiago, director de operaciones del club, en declaraciones a El Norte de Castilla.
Pronto habrá que levantar de nuevo el césped de los Anexos, mientras la plantilla sigue a sus cosas en su nueva ubicación, esperando que el del estadio mejore pronto con el buen hacer del jefe de instalaciones, Jesús Navarro. Por ahora es imposible plantar los nuevos tepes, porque el tiempo tampoco es el mejor en estos instantes. Todo un problema que desde el club se espera arrancar de raíz.