Un gol del extremeño da la victoria al Real Valladolid en un buen partido frente al Villareal
El clima no era el más favorable, sin duda. Pero parece que Juan Ignacio Martínez ha sabido sacar a sus jugadores de ahí. Inculcarles el partido a partido. Se termina uno y ya hay que centrarse en el siguiente.
No vale quedarse pensando en lo anterior porque no serviría de gran ayuda. Primer paso, superado. Los siguientes tenían que venir solos. Intensidad, lucha, portería a cero y gol. Así sí.
Parecía que las cosas no podrían ir peor antes del partido, pero el asunto se torció un poco más con la noticia del descarte de Ebert. El alemán tiene pie y medio fuera de Valladolid. La cabeza llevaba tiempo sin tenerla aquí. Pero todo lo que no sume es mejor que no esté. Larsson ocupó su lugar e hizo que nadie se acordara de él en la banda derecha. La garra del sueco en este partido ha sido superior que la del teutón en lo que va de temporada.
Y hasta hubo un estreno, el de Mitrovic. El serbio, que ha tardado menos en debutar que en encontrar casa, cuajó un gran partido y aportó a la defensa la testiculina que venía requiriendo en los últimos partidos.A su lado estaba Rueda, al que le ha venido muy bien el descanso del otro día en San Mamés Barria. El extremeño se centró y acertó a enviar un cabezazo al fondo de las mallas de la portería contraria. La parábola del balón hizo imposible cualquier intención de Asenjo de evitar el gol, en su vuelta a Zorrilla.
Un Asenjo que tampoco tuvo mucho trabajo. Parecido a su compañero de portería Mariño. El gallego apareció cuando lo tenía que hacer para mantener su arco a cero. Aguantó a Uche, en un mano a mano, al más puro estilo argentino para mandar un balón a saque de esquina. Ni el topo que salió debajo del césped y puso el corazón de los aficionados blanquivioletas en un puño pudo con él.
El Real Valladolid se llevó los tres puntos en un partido más físico que vistoso. En uno de esos encuentros que devuelven la ilusión a una afición que parecía perder la esperanza, pero que muestran que hay luz al final del túnel. Curiosamente, en el fútbol, no todo es fútbol. Los de Juan Ignacio estaban con el orgullo herido tras las goleadas encajadas en las dos últimas visitas. Regresaban a Zorrilla, con su público –que ha demostrado estar con ellos a muerte–.
Peor no se podía hacer. Ahora la idea está clara: morder, morder y morder. El Villareal se dejó apresar desde el principio. El ‘submarino’ fue un espejismo de ese equipo que venía deslumbrando en su vuelta a Primera. Los blanquivioletas se mostraron más equipo, en todos los sentidos. La teoría, aprendida. Y la práctica, ya rueda.
Real Valladolid: Mariño; Rukavina, Rueda, Mitrovic, Peña; Rubio, Rossi (Víctor Pérez, min. 75); Larsson (Manucho, min.82), Óscar, Rama (Omar, min 75); y Guerra.
Villarreal: Asenjo; J.Costa, Dorado, Musacchio, Mario; Moi Gómez (J. Pereira, min. 57), Bruno, Pina (Trigueros, min. 57), Aquino; Giovanni (Perbet, min. 62) y Uche.
Gol: Rueda; 1-0, min. 40.
Árbitro: Del Cerro Grande (C. Madrileño). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Peña (min. 54), Rubio (min. 66), Guerra (min. 71) y Rukavina (min. 89).
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo primera jornada de la Liga BBVA. 13.817 espectadores se dieron cita en el Nuevo Estadio José Zorrilla. El exblanquivioleta ‘Pato’ Yáñez realizó el saque de honor.