Víctor Pérez volvió al once inicial del Real Valladolid 217 días después y lo hizo en la mediapunta, posición que apenas había ocupado desde que llegó hace dos temporadas
Víctor Pérez estaba este sábado por la tarde como un niño con zapatos nuevos, unos zapatos que bien le pueden valer para comenzar a andar el camino desandado desde que fuera operado allá por principios de octubre. Y es que ante el Betis volvió a ser titular nada menos que 217 días después, desde aquella ocasión en Mallorca la última jornada de la temporada pasada.
En aquel uno de junio, el fin de la era Djukic, el Ratoncito Pérez desconocía el calvario que le tocaría sufrir. Primero llegaron las molestias musculares apenas arrancada la pretemporada, de manera que no pudo ponerse al ritmo de sus compañeros, y a finales de septiembre, cuando todo indicaba que por fin iba a regresar, la dichosa “fisura por estrés en la tibia izquierda”, según rezaba el parte médico del doctor Pablo Grande.
Una lesión que recordaba a la de enero de 2013 en cuanto a duración, tres meses de baja, ya que en principio nada tenían que ver la una con la otra. La cuestión es que este pasado sábado, el día antes de la noche de Reyes, Víctor vio la luz en una especie de regalo anticipado. Tras jugar unos minutos en Cornellà – El Prat antes del parón liguero -y marcar un gol en su vuelta a los terrenos de juego, aunque fuera de rebote-, JIM le volvía a abrir las puertas de la titularidad.
«Sufrir era lo que me hacía falta para terminar de coger el tono físicamente, estuve mejor de lo que me esperaba, aunque espero ir a más con el paso de los partidos», explicaba el manchego a los medios de comunicación. «Es normal, llevo seis meses sin jugar y no he hecho ni siquiera pretemporada…». Una primera titularidad en la 2013/14 que llega en el mejor momento, casi como si se tratara de un fichaje de invierno.
Eso sí, la alegría vino acompañada de un pequeño detalle; Juan Ignacio no es Djukic, y la baja de Óscar abría una nueva puerta para Víctor que, en realidad, ya había atravesado muchas veces en Huesca, pero apenas en Valladolid. Tendría que actuar de mediapunta, demarcación en la que, sin ir más lejos, Onésimo le posicionaba casi siempre con la camiseta blaugrana antes de desembarcar en Pucela.
No fue su mejor partido ante el Betis, en el que ejerció como ejecutor de varios córners -siete- que acabaron casi siempre en las manos de Sara -cinco- y tan solo probó suerte con un disparo mediada la segunda parte que detuvo el cancerbero, pero el Ratoncito se siente optimista por volver a sentirse importante, sea donde sea.
“Estoy cómodo tanto en una como en otra posición, es verdad que estos dos años he sido más mediocentro y he estado súper a gusto, pero el otro día de mediapunta no me era posición desconocida”. Lo realmente clave para el manchego era coger ritmo de partidos.
En todo caso, no ha querido dejar pasar la oportunidad de demostrar que, por mucho que se hablara de su vuelta en la grada blanquivioleta, él siempre tiene los pies en el suelo. «Sabemos que ahí va a estar Óscar, que es muy importante para nosotros». Y es que si algo ha llevado al club a intentar renovar al pequeño Ratoncito Pérez, que en principio dejaría de ser jugador del Real Valladolid el treinta de junio, ha sido su humildad y su capacidad de trabajo.