El Real Valladolid sucumbe ante el Espanyol por 4-2 en un mal partido de los blanquivioleta, en el que tan solo dieron señales de vida en el tramo final.
Los niños de San Ildefonso ya llevaban tres horas cantando números y premios en el Teatro Real de Madrid cuando el Espanyol – Real Valladolid daba comienzo en Cornellà. Juan Ignacio Martínez había calificado el choque como «una final».
Por eso, el mejor premio para el Real Valladolid era conseguir tres puntos de oro para confirmar las buenas sensaciones que el equipo dejó ante el Celta. Pero ni una cosa ni la otra. El horario matinal no sentó del todo bien a los blanquivioleta, algo que se hizo evidente sobre el césped del estadio catalán y sobre el marcador final.
Un 4-2 que hace justicia a lo acontecido en el verde del feudo blanquiazul, donde los vallisoletanos, hoy vestidos de rosa para apoyar la lucha contra el cáncer de mama, parecieron hacer acto de presencia en los diez últimos minutos del choque.
Poco tardó el primer gol en llegar, tanto que cuando algún aficionado rezagado quiso llegar, el Espanyol ya se había adelantado. Sergio García, de penalti, inauguró el partido. Jesús Rueda cometió la pena máxima sobre Stuani y el catalán batió a Diego Mariño con un gran lanzamiento en el que el gallego poco pudo hacer. Todo se le ponía de cara al equipo de Javier Aguirre, máxime cuando Ebert se tiró al suelo pidiendo el cambio cuando corría el minuto 20. Todas las alarmas se encendieron en el Real Valladolid. Una vez más, el alemán caía lesionado. En su lugar entró Omar, renqueante toda la semana por unas molestias y que tardó en hacerse notar.
El Real Valladolid no conseguía conectar tres pases seguidos y los centrocampistas vallisoletanos no daban la fluidez esperada al balón. El Espanyol, con una presión adelantada, consiguió hacer el segundo tanto cuando la primera parte entraba en su fase final. Rossi, alejado de su nivel habitual, perdió un balón que desencadenó la jugada del gol españolista en el 37′, esta vez por cuenta de Stuani. La defensa blanquivioleta estaba totalmente descolocada a la hora del remate. Una vez más, un desajuste defensivo que se pagó muy caro.
El primer remate del Real Valladolid llegó en el minuto 41, cuando los de Juan Ignacio pudieron recortar distancias en el marcador si Óscar no hubiese fallado un claro mano a mano con Casilla, quien logró bloquear la pelota cuando el salmantino se quedaba solo en boca de gol. Con esta ocasión fallida se llegó al descanso en Cornellà-El Prat.
No es la primera vez que el Pucela remontaba un resultado adverso con dos goles en contra, y el paso por vestuarios podía ser la clave para que todo cambiara. Pero no, no era el día, la suerte no estaba del lado de los visitantes. El Espanyol, a pesar de la ventaja, salió mucho más incisivo y con más ganas, tanto que los delanteros blanquiazules se convirtieron en un quebradero de cabeza para la defensa blanquivioleta, más todavía para Jesús Rueda que no cuajó su mejor actuación en este último partido de 2013, y que posteriormente sería sustituido por Larsson. También Víctor Pérez disfrutó de minutos en lo que supuso su debut liguero esta campaña.
Los hombres de Javier Aguirre, con una marcha más, lograron dar un golpe sobre la mesa y aumentar la diferencia en el marcador. Víctor Sánchez, con un golazo en el minuto 67 y Stuani de nuevo en el 71′ castigaron con merecimiento al equipo pucelano. Con este resultado tan favorable, el Espanyol bajó el pistón y decidió jugar más relajado, algo que aprovechó el Real Valladolid para maquillar un resultado tan favorable como justo por lo visto esta mañana de domingo.
Javi Guerra, de cabeza, asistido por Óscar, marcó su undécimo gol liguero, reivindicando, una vez más, el estado de gracia de cara a portería en el que se encuentra a pesar de que las cosas no vayan del todo bien al equipo. Es la quinta diana que el malagueño consigue en esta semana. Unas cifras, sin duda, de récord para el ariete, que poco más pudo hacer.
Ahí no quedaba la cosa, todavía faltaba el gol de Víctor Pérez, esta vez de falta directa en el 44′ de la segunda mitad. De poco valía ya el ímpetu mostrado en estos cinco últimos minutos cuando iban perdiendo por 4-1 en casa de un rival directo. Bien es cierto que este gol del manchego puede servir para dar confianza a uno de los jugadores más importantes de la plantilla y cuyo regreso es el mejor premio para el equipo de Juan Ignacio Martínez.
Con esto, el Real Valladolid termina el año 2013 como lo comenzó, con una derrota por dos goles de diferencia y con malas sensaciones sobre el terreno de juego. El ‘gordo’ se quedó en Cornellà en forma de tres puntos y ahora solo queda aguardar a que el 2014 ayude a revertir la situación en el seno pucelano. La próxima cita, de nuevo, una final, ya será el cuatro de enero ante el Betis en el José Zorrilla.