En tan solo dos temporadas el Granada ha pasado de jugar en Segunda División B a codearse con las estrellas de la Primera División, en parte, gracias a jugadores como Lucena, Benítez, Ighalo, Nyom o Mainz.
Ascender es difícil y hacerlo de forma fulgurante, es decir, durante dos temporadas consecutivas parece imposible, pero no, el Granada, equipo humilde y de presupuesto no muy alto, ha pasado de jugar en Segunda B a hacerlo en Primera y a mantenerse en ella. Pero eso no hubiese sido posible sin jugadores como Lucena, Benítez, Ighalo, Nyom o Mainz.
Cuatro de los cinco jugadores anteriormente mencionados llevan en la entidad granadina desde que ésta militaba en Segunda B, bien es verdad que esos cuatro llegaron en 2009 y ascendieron en 2010. Llegar y besar el santo, como dice el refranero popular. La excepción que confirma la regla es el quinto en discordia, Lucena. El granadino no solo ha militado en la división de bronce, sino que consiguió el ascenso tras jugar unos cuantos años en Tercera.
Cinco futbolistas que han estado en lo bueno y en lo malo y que lo han dado todo por la camiseta rojiblanca. En el ámbito deportivo no se les puede reprochar nada, carisma, coraje y entrega es lo que han demostrado en estos últimos cuatro años y de ahí que sean considerados pequeños grandes héroes.
El ascenso del conjunto nazarí a la categoría de plata llegaría después de haber militado ocho temporadas en Segunda B, haber quedado campeón del Grupo IV de la temporada 2009/10, el veintitrés de mayo en el estadio de Santo Domingo, en Alcorcón, donde perdió por cero goles a uno, pero hizo valer el triunfo cosechado una semana antes en los Cármenes por dos goles a cero – con goles de Ighalo y Amaya-.
El Granada retornaba a la División de Plata veintidós años después de su última andadura, pero poco pudo saborearla puesto que una miel mejor le esperaba. Un año después los Cármenes volverían a vestirse de gala para recibir a todos los astros del balón que jugaban en la Primera División.
Todas estas hazañas no hubiesen sido posibles sin el compromiso de todos los jugadores que han pasado por la entidad granadina en estos años. Sin embargo, hay cinco ‘alegres hombrecillos’ (Benítez, Nyom, Ighalo y Mainz), amantes del fútbol, que aún hoy y después de cuatro temporadas –Lucena lleva siete- siguen vistiendo la zamarra nazarí.

La defensa siempre es el primer pilar de cualquier equipo y si el Granada ha llegado hasta la Primera División ha sido gracias a una zaga fuerte y sólida. Es verdad que en estos cuatro años los zagueros han ido cambiando, pero, sin embargo, hay tres que decidieron no moverse de su muralla desde su llegada.
– Allan Romeo Nyom: El lateral franco-camerunés de veinticuatro años, aparte de ayudar al conjunto nazarí a no encajar goles, se suma al ataque con una gran potencia.
– Diego Mainz: El defensa central de treinta años ha sido uno de los pilares de la defensa granadina en los últimos años. Su seguridad le ha permitido ser uno de los jugadores más destacados en el Granada.
– Manuel Lucena: El zaguero granadino de veintinueve años ha sido y es una pieza clave, ya no solo en la defensa, sino en el equipo en general. Conoce, y bien, los entresijos de su club desde los veinte años y en todas la categorías en las que ha militado el Granada.
Pero sin goles no se asciende. Dos de estos ‘alegres hombrecillos’ que han hecho historia con el Granada juegan en esta demarcación. Muchos de sus goles han sido claves para el rapidísimo ascenso del conjunto andaluz en tan poco tiempo.
– Dani Benítez: El interior izquierdo de veinticinco años es un referente del conjunto de Los Cármenes. No es que se caracterice por meter muchos goles, pero si por ponerlos en bandeja a sus compañeros.
– Odion Jude Ighalo: el delantero nigeriano de veintitrés años es una de las leyendas del club nazarí. En su debut con el Granada anotó diecisiete goles.
No son los mejores jugadores del mundo ni ejercen sus profesión en los grandes del fútbol, pero en muchas ocasiones los mejores carecen de convicción mientras que los pequeños desbordan pasión e intensidad en cada toque de balón. Sin duda alguna estos cinco pequeños héroes han sido una revelación que han hecho soñar a toda una ciudad. Y lo que aún les queda.