Es probable que al joven argentino Juan Neira (Azul, 21 de febrero de 1989) no le hayan avisado que, en Valladolid, no se guarda especial recuerdo de los futbolistas latinoamericanos en las últimas épocas; y que en Valladolid, una gran parte de la afición prefiere el ‘producto’ nacional antes que jugadores apenas conocidos por un reducto de analistas parabólicos y periodistas del otro lado del Atlántico.
La llegada por un año como cedido –con opción de compra- de Juan Neira, recibió el escepticismo de una parte de los aficionados del Real Valladolid. Un verano agitado por la defenestración de algunos miembros de la plantilla del ascenso, entre los que resaltaba con sorpresa el media punta Alberto Bueno, ayudó a despertar los malos ánimos de los defensores del talentoso madrileño, quienes no comprendían que pudiera llegar, para ocupar su lugar en tres cuartos de campo, un chico que ha gozado de pocos minutos en la liga argentina –aunque, en palabras de su nuevo entrenador, Miroslav Djukic, en su presentación, se trata de «un mediocentro con buena llegada, organizador, que puede jugar en varias demarcaciones»-.
Neira recibe esos rostros dudosos, pero también, con ello, la oportunidad más significativa de su carrera desde que en diciembre de 2006, con tan solo diecisiete años, debutara con el equipo que, hasta ahora, posee sus derechos: el Gimnasia y Esgrima de Pedro Troglio. Una oportunidad para enderezar su trayectoria y responder al recelo.
Pese a su precocidad en el debut, no pudo asentarse en el once tipo de Gimnasia y Esgrima hasta el año del descenso a Nacional B, en la temporada 2010/11. En aquella campaña, sumó 1891 minutos en los que logró siete goles, pero no pudo evitar la desgracia de ver caer, en los play-off por la salvación, al club que le tendió la mano para dar el salto a los vibrantes campos argentinos.
Lejos de estancar su carrera en la oscura segunda fila que supone una categoría inferior a la Nacional A, salió cedido al Lanús. Sin embargo, en el equipo de Buenos Aires, entrenado por Gabriel Schürrer, tampoco pudo dar el salto de calidad definitivo, ya que disputó 838 minutos en veinte partidos y marcó un gol -frente a Godoy Cruz-.
Aun por su poca relevancia en el juego de Lanús y de Gimnasia, ha logrado vestir la albiceleste en el Campeonato Sudamericano de principios 2009 celebrado en Venezuela, al que asistió el equipo sub 20 de Argentina. Sergio Baptista, por aquel entonces entrenador de dicha selección, optó por llamar a Neira ante la negativa de la Unión Deportiva Almería de permitir viajar a Piatti. Enfundado en la camiseta blanca y celeste, sí ha conocido el gol, al anotar ocho en solo diez encuentros.
No obstante, a Juan Neira no se le puede exigir grandes cuotas de gol, porque, pese a jugar en zonas de ataque- puede desenvolverse en las bandas- sus funciones son distintas, más cercanas a generar la jugada, mediante la asociación, que a finalizarla. De ahí que su función concreta en el esquema del técnico serbio aún se encuentre en la fase de boceto, previo a una definición más específica.
El tiempo, y los minutos que desea encontrar en su primera experiencia fuera de su país de origen, terminarán por construir el perfil idóneo de un jugador que llega a Valladolid para tomar la verdadera alternativa ante el recelo.