El técnico del equipo de la Segunda División femenina debuta en esta categoría con un equipo plagado de jóvenes jugadoras y con el objetivo de la permanencia

Las vueltas que da la pelota. Y qué bien que las dé. Hace algunos meses, Alberto Pérez tenía una lucha cada día para que fueran las cosas de una manera, digamos, correcta, en su anterior equipo. Pero como la redonda ofrece siempre una nueva oportunidad, terminó aquella etapa en un Arroyo Pisuerga que dio por acabada su andadura en la Regional por decisión del club, aunque en el campo el equipo se salvase.
Pero eso es pasado. Y como diría la canción; pasado, pisado. Alberto Pérez hoy sonríe como técnico del Parquesol Femenino que compite en la Segunda División. Da igual su condición de novel –es su primera experiencia entrando a chicas–. La ilusión para buscar la permanencia no le falta. Tampoco a sus chicas, la mayoría, nuevas en la categoría.
La primera pregunta es obligada. ¿Cómo fue el encuentro contra el Atlético Féminas B?
Aunque nos dominaron, tuvimos ocasiones para marcar con el uno a cero. Nos tocó remar desde el inicio, aprovecharon nuestros errores atrás y un contraataque para sentenciar. El equipo estuvo bien posicionado ante un equipo muy poderoso. El trabajo que se hizo es bueno.
Uno siempre quiere competir, pero, en esta ocasión, el rival era ‘de campanillas’.
El Atlético B, a priori, va a estar luchando por ser primero. Cuenta con jugadoras ‘elegidas’, y prueba de ello es que Laura y Ainoa (el año pasado jugadoras del Parquesol) se han ido a jugar allí. En breve vamos a jugar con equipos ‘de nuestra liga’; tenemos que seguir en esta línea y centrarnos en competir contra ellos.
El objetivo, inequívoco, es lograr la salvación.
Así es. Pero hay que olvidar que el equipo está en transición. Tenemos un equipo muy joven, con algunas bajas importantes, como las dos ya comentadas, o alguna chica que lo ha dejado, y hemos tenido que tirar de cantera, porque los recursos son los que son.
¿Cómo se llenan esos ‘vacíos’?
En un principio se intentó llamar a jugadoras de Castilla y León, pero económicamente somos un club muy modesto y sin la facilidad para desplazarse que tienen los equipos de Madrid. Llegados a un punto, nos reunimos con el coordinador y con el presidente y decidimos que para traer a gente de fuera con el mismo nivel que las chicas de aquí, mejor sería tirar de cantera. Y se hizo con todas las consecuencias.
El paso al fútbol femenino
¿Cómo se dio ese paso al fútbol femenino?
Me llamaron en mayo. Hablé con Muci, mi ayudante, y nos llamó la atención el salir a competir a nivel nacional. No vimos ninguna opción mejor y nos decidimos a probar.
¿Llegaste a pensar «dónde me estoy metiendo» en algún momento?
Quizá un poco al principio, pero es un mundo que se está abriendo camino. Para entrenar en otras ligas masculinas ya tendremos tiempo.
¿Qué diferencias encuentra con el fútbol masculino?
A nivel táctico y técnico, sobre todo, hay diferencias, y tenemos que trabajar más, pero porque está mal estructurado. Hay chicas que pasan de competir en infantil masculino a hacerlo en Segunda División. Se saltan todas las etapas de formación del fútbol masculino y además les toca competir desde los inicios, ya que el objetivo de la permanencia no hay que descuidarlo.
¿Se puede decir, entonces, que falta un eslabón?
Creo que sí. En fútbol masculino, en cadete y juvenil te preparan para competir sin tener esa exigencia. En el femenino pasan de ser infantil y empezar en fútbol 11 a comenzar a competir con la necesidad de salvar la categoría.
¿Cómo se trabaja ante esos casos?
Uno duda en centrarse en enseñar o competir. Nosotros decidimos ir paso a paso e intentar hacer las dos cosas a la vez, porque creemos que será así como progresarán.
¿Y cómo responden ellas?
Como tienen que progresar más, me exigen más que mis equipos de fútbol masculino. Su disposición es enorme; van a progresar.
El vestuario es muy heterogéneo, ¿qué implica?
Tengo dos jugadoras de quince años, un vestuario de una media de unos veintidós años y alguna chica algo más mayor. Si se logra el objetivo, tendremos una base muy buena para seguir creciendo. Para que pueda ir bien encauzado, con gente que está en la edad del pavo con otra con una vida ya encarrilada, lo primero que tiene que haber es comunicación. A todas no se las puede tratar por igual, por esa diferencia de edad. Pero nos gusta involucrarnos en lo personal para que repercuta en lo deportivo. Y ellas están respondiendo bien.