El delantero del Real Oviedo se ha convertido en uno de los nueves más destacados de Segunda a pesar de que debutó en la categoría con veintisiete años

Miguel Linares (30/09/1982, Zaragoza) es, sin duda, uno de los referentes del Real Oviedo. En la pasada temporada anotó treinta goles, que a la postre resultaron ser fundamentales para que el conjunto carbayón consiguiera el ansiado retorno a la Segunda División.
A pesar de la excepcional campaña realizada por Linares, con el salto de categoría el cuadro ovetense decidió reforzar la delantera con las incorporaciones del exblanquivioleta Toché y Koné. Y además, cabe recordar que el ídolo de la afición, Diego Cervero, también forma parte de la completa delantera ovetense.
Una vez que Koné se ha recuperado definitivamente de su lesión, Egea tiene un (bendito) problema a la hora de elegir al delantero. Eso sí, los treinta tantos de Linares le han servido para partir como titular en este inicio liguero.
El jugador maño ha disputado seis de los siete encuentros ligueros. Lleva anotados tres tantos, convirtiéndose en el máximo realizador, junto con Borja Valle, de los carbayones en este inicio liguero. Tan solo una gastroenteritis le ha apartado de la titularidad, precisamente en el último encuentro de su equipo ante el Mallorca (1-1). Una vez recuperado, Egea tendrá que decantarse por uno de sus arietes para enfrentarse al Real Valladolid. Linares parte con ventaja.
Del parquet al césped
Pero, a pesar de su gran momento actual, la carrera del veterano delantero ha sido algo insólita. De pequeño, Linares jugaba a fútbol sala. No fue hasta cadetes cuando se decantó por el césped. Su tardía incorporación al fútbol, le hizo subir peldaños lentamente.
Con veintisiete años, el Salamanca le dio la oportunidad de debutar en Segunda, tras una gran temporada en Segunda B con el Alcoyano, donde anotó quince tantos. En el cuadro charro realizó un gran año (disputó 39 partidos, logrando diez tantos) en un equipo que se salvó in extremis tras la salvadora llegada de Jorge D’Alessandro.
Esa gran temporada le valió para fichar por el Elche. Sin embargo, su paso por el conjunto ilicitano estuvo marcado por las lesiones. Corría el mes de febrero de 2011 cuando el delantero, que estaba teniendo gran protagonismo en el equipo dirigido entonces por Bordalás (ocho goles en veinticuatro encuentos), sufrió ante el Barcelona B una rotura de ligamento lateral externo, menisco externo y ligamento cruzado anterior de rodilla derecha. Una grave lesión que le tuvo apartado de los terrenos de juego siete meses.
Un año después, en marzo del 2012, el infortunio volvió a cebarse con Linares. De nuevo, una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, en esta ocasión frente al Numancia, truncó definitivamente su camino en el conjunto alicantino. A pesar de las lesiones, Linares guarda un buen recuerdo de su etapa en el Elche, puesto que con los franjiverdes consiguió en 2013 su, hasta ahora, único ascenso a Primera.
Ese mismo verano, Linares fichó por el Recreativo de Huelva, donde recuperó sensaciones y cuajó un gran año de la mano de Sergi Barjuan. A pesar de su gran temporada en tierras onubenses, el maño decidió recalar en el Oviedo con el objetivo de ayudar a los carbayones a regresar al lugar que por historia les correspondía.
Y vaya si contribuyó a ello, concretamente con treinta goles (en el mes de noviembre ya llevaba anotados dieciocho tantos). Esta temporada busca seguir disfrutando un año más del fútbol, ese deporte por el que tardó en decantarse pero que tantas alegrías le ha dado. Nunca es tarde si la dicha es buena.