Un conformista y ramplón Valladolid naufragó ante un combativo Huesca

Se enfrentaban en El Alcoraz un equipo que no conoce la victoria como local contra uno que no sabe lo que es ganar a domicilio. Terminó ocurriendo lo previsible, que el encuentro acabara en tablas. Solo las evidentes carencias del cuadro azulgrana, junto al partidazo de Kepa, impidieron a los oscenses conseguir la primera victoria en su feudo.
El planteamiento de Garitano, con su clásico 1-4-2-3-1, parecía dar sus frutos cuando nada más comenzar el encuentro su equipo hilvanó una jugada que culminó con una asistencia de Mojica para que Rodri, con un fantástico remate, pusiera 0-1 en el marcador. Un Rodri que es muy dado a utilizar artimañas para obtener ventaja. Su pisotón al central para obtener un mejor posicionamiento en el remate no es la primera argucia que utiliza el ariete para deshacerse de los defensores rivales. Garitano tendrá que controlar eso, pues pronto este comportamiento será conocido por los árbitros de la categoría.
El gol fue un mazazo para el Huesca, que había comenzado el encuentro tal y como le terminó: con mucho atrevimiento y valentía. Los locales, también con 1-4-2-3-1, trataron de realizar una presión muy alta para dificultar la salida desde atrás de un Real Valladolid que, en los primeros compases, con la inclusión de Timor en la línea defensiva, ganó en criterio, en salida de balón y en otros aspectos, como el juego aéreo.
Los blanquivioletas, con el resultado a favor y liderados por un gran Álvaro Rubio (en lo que le duró la gasolina), interpretaron muy bien el encuentro y siguieron apostando por la conservación del balón, a pesar de la presión de los locales. El Valladolid estaba muy a gusto y pudo aumentar la distancia, con un gol anulado a Rodri por fuera de juego de Manu del Moral. Era el minuto 12. Las cosas pintaban bien para los de Pucela, que combinaban un juego de toque con transiciones defensa-ataque muy rápidas. Otro recurso que sorprendió al Huesca y dio frutos a los visitantes en la primera mitad fue las incorporaciones al ataque de los laterales, principalmente de Moyano, que hacían tener superioridades en banda, pero los centros terminaron muy pasados en varias ocasiones.
Empieza el recital de Kepa
Pero el partido, en torno al minuto 20, dio un giro. El Valladolid empezó a abusar del pelotazo, mientras que el veterano Camacho empezó a tirar de su equipo y llevó el peligro a la portería pucelana en jugadas a balón parado. Empezaba el recital de Kepa que, con varias meritorias intervenciones, seguía manteniendo su portería a cero. El capitán oscense, perro viejo de la categoría, trató de provocar a Timor para que viera la segunda amarilla. El Huesca tiró de empuje y parecía rehacerse, al mismo tiempo que las dudas se adueñaban de un Real Valladolid que, como viene siendo peligrosamente habitual, empezaba a cargarse de tarjetas.
Pero los pucelanos supieron sufrir y volvieron a hacerse con las riendas del partido. Los visitantes dieron la pausa que requería el choque y retomaron la posesión. Ya se sabe que la mejor forma de defender es teniendo el balón.
Al descanso llegaba el Valladolid con 0-1, pero con muchas tarjetas a su espalda (Timor, Leão, Álvaro Rubio y Óscar).
En la segunda parte, más de lo mismo. El Huesca seguía intentándolo y el Valladolid continuaba fiel a su idea de conservar el balón de la mano de Timor, Rubio y Leão. El riojano aportaba el sentido y la serenidad que necesitaba el Valladolid.
Apareció Machís
El Huesca dio un paso hacia delante con la entrada del prometedor Fran Mérida y volcó su juego por la izquierda, buscando a un Machís que puso en aprietos a Kepa en numerosas ocasiones. El venezolano, que jugó a banda cambiada, volvió loco a la zaga pucelana con sus diagonales hacia dentro, intentando sacar el disparo desde fuera con la derecha.
El Valladolid empezó a perder la batalla cuando en vez de tratar de mantener el balón se lo quitaba de encima. Garitano tampoco ayudaba con sus cambios. Con más de media hora por delante, el de Derio decidió sustituir a Óscar, justo después de que este fuera clave en la jugada en la que Mojica, Del Moral y, accidentalmente, Rodri pudieron anotar el segundo que hubiera supuesto la puntilla a los locales.
El técnico vasco, aun a sabiendas de que el centro del campo, al estar amonestados Rubio y Leão, hacía aguas en defensa, decidió que fuera el salmantino el jugador sustituido por Tiba. Con la marcha del ’10’ pucelano, las luces blanquivioletas se apagaron definitivamente, y el encuentro se les hizo muy largo (con más de veinte minutos por delante, Kepa fue amonestado por perder tiempo).
El resto de cambios, Villar por Del Moral y Guzmán por Mojica, no supusieron ninguna variación táctica y el Valladolid seguía viéndose superado por un envalentonado Huesca. Sin embargo, los atrevidos cambios de Tevenet (sustituyó al central Íñigo López para dar entrada al delantero Luis Fernández) sí dieron sus frutos y, a cinco minutos del final, los locales encontraron premio al asedio cuando Machis –quién si no– por fin pudo batir a Kepa.