El curso ha comenzado con con el debut en el primer equipo del Real Valladolid de Ángel, el de Juan en el Promesas y el de Cirria en el División de Honor

En los últimos años, se le viene achacando al Real Valladolid que ningún canterano de los que asoman se asiente en el primer equipo. Entre ellos, es más, se contabilizan incluso aquellos que no lo son, en puridad, por no haber pasado tres años de su periodo de formación –a efectos UEFA, entre los quince y los veintiún años– en el club, como fue el caso el curso pasado de los Carmona, Brian y Jorge Hernández, cuya salida este verano generó tantas críticas.
Sin embargo, pese a ello, año tras año diversos jugadores dan pasos que invitan a pensar en una proyección suficiente para, maduración mediante, asentarse en el equipo que está por encima del que le corresponde, a veces, incluso desde las primeras semanas de competición.
Así, en lo poco transcurrido de temporada, se ha podido ver cómo tres jugadores de la base han debutado en el peldaño inmediatamente superior. Es el caso de Ángel, que lo ha hecho con el primer plantel, de Juan, que tuvo minutos en las dos primeras jornadas con el Promesas, y de Cirria, que debutó el pasado fin de semana con el Juvenil DH.
A pesar de que fue uno de los jugadores más regulares el pasado curso a las órdenes de Rubén de la Barrera, quizá, de buenas a primeras, pudo sorprender a alguien que Ángel hiciera la pretemporada con el primer equipo. Y no porque no lo mereciese, sino porque, quizá, esa regularidad no va acompañada de la exuberancia. Lo cual no fue óbice para que, en su primera campaña como blanquivioleta, anotara siete goles, que le sirvieron para ser el segundo máximo goleador del filial.
Llegado como extremo, actuó en alguna ocasión en el lateral izquierdo, bien en las distintas ausencias de Brian o, en el tramo final de temporada, con todo ya decidido, por decisión de la dirección deportiva. Esta, a medio plazo, le tenía preparada una sorpresa. Tenía preparada una sorpresa general, la de su triunfal reconversión.
Sacrificado en defensa y con un poderío físico que destaca sobremanera, aunque técnico y vertical, no es el perfil de extremo hábil y vertiginoso que predomina en la élite. Como en otros casos visibles en esta, sus características parecían ir a destacar más con más metros por delante. Y en ello están. En ello está.
Después de completar la pretemporada a un buen nivel, el Promesas pasó a ser su sitio con el comienzo del curso. Desde el principio alumbró y mostró la regularidad que le caracteriza, aunque aumentada, sabedor seguramente de que por ser capital pasa no solo su crecimiento individual, sino el de su contexto.

Así, fue el mejor de su equipo no solo en el partido del Promesas ante el Guijuelo, sino también en su debut con el primer equipo, ante el Real Oviedo en la Copa del Rey. Allí, en el Carlos Tartiere, donde ya había jugado la pasada temporada con el filial, dio un pase de gol y estuvo cerca de empatar la eliminatoria en los últimos minutos o de favorecer que lo hiciera Juan Villar, que marró su centro delante de la puerta de Miño.
En una posición, la de lateral izquierdo, en la que Gaizka Garitano solo cuenta con Mario Hermoso –con quien compartió vivencias y equipos en el pasado–, está llamado a convertirse en un sustituto de garantías o, por qué no, a poner en apuros a su buen amigo, si este no muestra el nivel idóneo y él, empero, sigue dando pasos hacia adelante.
Junto a él, y muchas veces –casi siempre– por el mismo costado, seguirá obrando Toni, otro de los llamados a participar algún día –quizá, ojalá– en el primer equipo.
Dado que no se ha producido su debut oficial con el primer plantel –sí en una convocatoria, la misma, la del Tartiere–, el murciano no será tenido en cuenta, de momento, como uno de los ‘alumnos aventajados’. Sí se puede denominar así al juvenil Juan Iglesias, a quien Rubén Albés dio la alternativa en la primera jornada, ante la Cultural, y continuidad en la segunda, frente al Burgos.
El canterano –este sí lo es: lleva diez años en el club–, juvenil de segundo año, realizó la pretemporada con el equipo de Segunda B y brilló, llegando a anotar tres goles y adaptándose, en ocasiones, por exigencias del guión, a jugar como lateral. Todo uno, le permitió convertirse en el mejor jugador de la base blanquivioleta durante el mes de agosto a ojos de este portal.
Su estatura y su velocidad hacen que, pese a su juventud y a ser espigado, su físico no vaya a ser un hándicap de cara a su participación en el Juvenil DH que dirige Juan Carlos Pereira. Al contrario, después de debutar en la categoría la temporada pasada –en la que no se entendió que no participase más–, se espera que esta sea la de su confirmación y que sirva para verlo asomando en alguna ocasión más en el filial.
Capacitado para ver puerta, exprime precisamente ese físico y su gran zancada para ser vertical. A balón parado crea peligro, principalmente con sus potentes disparos de falta directa y puede partir de cualquiera de los dos flancos del ataque, bien desde el derecho, su natural, o desde el izquierdo buscando diagonales, además de haber sido utilizado en pretemporada, como ya se ha dicho, como lateral en alguna ocasión.

Como estos dos, el tercero de los debutantes con ‘los mayores’ suele partir también de la banda. David García, Cirria, tuvo su estreno en División de Honor el pasado fin de semana a las órdenes de Pereira, técnico con el que fue campeón el pasado curso en la Regional Cadete. Juvenil de primer año, su sitio, a priori, está en el equipo de Liga Nacional, aunque no es nada descabellado pensar que al debut le sucederán más participaciones en el Juvenil DH.
Precisamente en edad cadete se volvió a enrolar en el Real Valladolid –donde también juega un hermano menor–, después de un pequeño intervalo en el que jugó en el CD Betis, en infantiles, después de ser desechado como blanquivioleta en una primera experiencia.
Segundas partes, a veces, sí son buenas. O eso busca demostrar, con vértigo y descaro. A la vuelta a Los Anexos, pasó de ocupar el carril del ‘diez’ a actuar a veces –no pocas– más escorado, sin dejar de ocupar posiciones interiores, donde trata de asociarse o dañar con su buen regate a la zaga rival.
Puede favorecer el dos para uno en banda o bien aparecer entre líneas; bien apurar línea de fondo o, sobre todo, asomar en las inmediaciones del área para buscar disparo. En pretemporada, su tino le ha servido para ser máximo goleador del Juvenil DH. Finalizada esta, no entró en los planes de ‘Pere’ para viajar a Alcorcón y aprovechó para llevarse el trofeo al mejor jugador del Felicísimo de la Fuente. Luego sí, le llegó el debut.
Estos tres no han sido los únicos estrenos, sobre todo en categorías aún formativas, en las que ha habido otros debuts debido a los saltos de categoría derivados de la edad. Sin embargo, son los más llamativos, pues son los que se han producido, precisamente, sin que la edad ‘llame’. Son estos tres, por lo tanto, quienes se han destacado, por ahora, como alumnos aventajados de una cantera que busca volver a producir, por fin, jugadores para el primer equipo del Real Valladolid.