El equipo necesita, como mínimo, tres refuerzos de garantías para poder luchar por regresar a la Primera División

El Real Valladolid está, seguramente, ante los días más importantes de la temporada. De los próximos días va a depender el futuro liguero de los de Garitano. ¿Por qué digo eso? Muy sencillo.
Que la plantilla, actualmente compuesta por dieciséis jugadores profesionales (al que hay que añadir Hermoso, con ficha en el Promesas), necesita refuerzos es de perogrullo. De la calidad de esos refuerzos dependerá el devenir de los pucelanos en la presente Liga Adelante.
Si las incorporaciones siguen la misma línea que hasta ahora, con jugadores que en absoluto mejoran la plantilla de la temporada pasada, el Real Valladolid luchará sin ninguna duda por mantener la categoría.
Si, por el contrario, los refuerzos son jugadores que verdaderamente marcan las diferencias, el equipo luchará indudablemente por el ascenso. No me negaréis que no es preocupante que uno de los mejores jugadores del conjunto pucelano en Córdoba sea un recién llegado de Tercera. Otra muestra del nivel de las incorporaciones hasta el momento es que el ‘fichaje’ que más ilusiona a la hinchada pucelana no es otro que Alejandro Alfaro, un jugador del que se espera mucho y que no tuvo suerte la pasada temporada con tantas recaídas.
Analicemos en profundidad las incorporaciones del Real Valladolid hasta la fecha.
En la portería hemos pasado de Varas a Kepa. El guardameta cedido por el Athletic Club no tiene la experiencia del sevillano pero ha demostrado en Córdoba, con su agilidad y reflejos, que la portería sigue estando bien cubierta. Parece, por tanto, que Braulio ha tenido tino a la hora de sustituir al cancerbero de la pasada temporada. Esta por ver, en el caso de que termine saliendo Mariño, si el portero que incorpore el director deportivo gallego será de garantías (recordemos que Kepa no podrá estar en aquellos encuentros en los que esté convocado con la sub 21).
En la defensa, otro éxito del exdirector deportivo ‘che’ es la incorporación de un lateral derecho (Javi Moyano) que supondrá competencia para un mermado Chica. El ex del Tenerife es un jugador que siempre se ha terminado ganando el puesto. Lo cierto es que en el deplorable y preocupante estado en el que está actualmente Chica, no le supondrá mucho esfuerzo al jienense.
En lado izquierdo, parece que también ha acertado Braulio con la cesión de Hermoso. El canterano madridista, con un gran futuro por delante, fue el único zaguero que estuvo a buen nivel tanto a nivel defensivo (mostró buen juego aéreo y ayudas constantes a los centrales) como sobre todo a nivel ofensivo donde relucieron algunas de sus cualidades.
Mostró atrevimiento, descaro y técnica en sus subidas por la banda y sobre todo demostró tener un excepcional golpeo que le hacen ser uno de los principales peligros del Real Valladolid en las jugadas de estrategia. Solo queda rezar para que, como a todos, le respeten las lesiones, ya que aunque Mojica conoce perfectamente la posición, en principio el madrileño es el único jugador en esa demarcación.
Es en el centro de la defensa donde, sin ninguna duda, más preocupación tengo. Porque es desde atrás donde se cimientan los (buenos) equipos.
Hemos pasado de tener a uno de los mejores centrales de la categoría, Marc Valiente, acompañado de un siempre cumplidor Jesús Rueda (ambos se complementaban bien y aportaban, entre otras muchas cosas, experiencia y una limpia salida de balón) a Marcelo Silva (que rifó en largo numerosos balones demostrando no tener buena salida de balón y estuvo torpe al chocar con Chica en el tanto cordobesista) y Juanpe.
El grancanario tiene notorias carencias técnicas (en el despeje y en la salida de balón), tácticas (siempre es el que rompe el fuera de juego) y físicas (la velocidad no es, ni mucho menos, su fuerte). Por si fuera poco intenta contrarrestar esas deficiencias mostrando excesiva contundencia, lo que le lleva a cometer numerosas e innecesarias faltas peligrosas por la cercanía al área.
Con ello, entiendo que no tardará mucho Samuel en quitar el puesto a Juanpe. El problema es que Samuel y Marcelo Silva tienen unas características muy parecidas (centrales contundentes, corpulentos, pero lentos) que hacen necesaria la incorporación de un central destacado y rápido que acompañe a Samuel en el centro de la zaga.
En el centro del campo todo sigue igual. Bueno casi. Porque ahora tenemos un hombre menos (Sastre) y Rubio un año más. Una de las razones por las que el Real Valladolid no mostró (buen) juego es por el centro del campo. Leão está irreconocible. El Leão de Córdoba no se parece en nada al Leão que vino la temporada pasada.
El portugués se vio sobrepasado, se mostró poco contundente, impreciso en el pase y, lo que es mas preocupante, el centro del campo estuvo muy distanciado de la línea defensiva. Esto propició que los zagueros no recibieran ayudas y el Córdoba rápidamente se plantara en las inmediaciones de la portería pucelana, sobre todo en la segunda parte, en diversas ocasiones como la cabalgada de Nando por la derecha, la ocasión de Xisco (que despejó Kepa a córner con una gran estirada) o la jugada del tanto de Fidel. Timor, más de lo mismo. Está muy lejos de su mejor nivel.
El problema, en este caso, no son los nombres. Pues cuando mejor jugó el equipo la temporada pasada fue cuando se juntaron los tres actuales centrocampistas (Rubio, Leão y Timor). El problema es que el doble pivote actual (Leão-Timor) hace aguas. Y la aportación de Rubio va a ir, lógicamente, disminuyendo paulatinamente. Esto hace necesaria la llegada de un ‘todocampista’ (palabra utilizada para definir a aquel centrocampista que es capaz de defender en su área y de atacar en el área contraria).
Para ser un verdadero ‘todocampista’, en inglés se conoce a este tipo de jugadores con el término ‘box to box’, el futbolista debe gozar de una gran capacidad técnica, táctica y física. Condiciones que ninguno de los centrocampistas actuales reúne. Un jugador que cumplía con esas características era Lolo Reyes, pero el jugador del Betis se ha decantado finalmente por el Alavés.
En la delantera hemos perdido. Hemos perdido mucho. Hemos pasado de Roger a Rodri. El soriano muestra carencias en la presión (no la hace bien) y no lleva bien los contraataques (toma de decisiones desacertadas, imprecisiones en los pases…). Incluso en una jugada mostró cierta indolencia al centrar un balón directamente fuera.
Tal es el descontento de Garitano, que decidió sustituirle en el minuto cincuenta para dar entrada a Guzmán, que como todos sabemos no es delantero. Un claro mensaje del de Derio a Braulio. Quiere un delantero centro diferente. Un ariete que le permita desplegar su juego. Un juego más directo. Un jugador que proporcione segundas jugadas de las que se puedan aprovechar los mediapuntas. Esa línea que, a pesar de la importante baja de Hernán Perez, posiblemente siga siendo una de las armas del equipo con jugadores como Óscar, Mojica, Alfaro, Guzmán o el propio Villar.
Por tanto, si en los próximos días se traen Garcías Calvos, Álvaros Rubios y Llorentes podremos luchar y soñar con cotas más altas. Si, por el contrario, vienen Fábios Farías, Matabuenas y Oldonis tendremos que conformarnos con no bajar.