El equipo blanquivioleta pegó las caladas que otros no pudieron dar
Había que salir a celebrar la victoria del Real Valladolid frente al Sporting. Una victoria tan ansiada como vital y reconfortante al fin. Mucha gente salió a celebrarlo, como debe ser.
No sé qué hora era. Ni muy tarde, ni muy temprano. La hora buena para irse a casa. Yo caminaba por una larga recta cuando divisé, a lo lejos, a un chaval. Las prisas por llegar a casa lo más prontamente posible hicieron que no tardando llegara a su altura. Llevaba una sudadera blanca con la capucha puesta, y al pasar junto a él me dijo que si tenía papel.
«Nada, no fumo», y cierto es. Me puse los cascos y continué mi camino. El también el suyo, aunque mucho más rápido que yo, quien absorto en la música no daba mayor importancia al ir caminando. Al poco, volví a llegar a la altura del chaval, quien ahora se veía acompañado de otro. Cómo no, el compañero me pidió papel, y volví a explicar que no fumaba.
Como no tenían nada que hacer, me empezaron a contar que eran del Sporting, que habían venido en casa de un tío –o vete tú a saber–, y que marcharían hacia Asturias el domingo por la tarde. Me fije entonces en que el de la sudadera portaba una banderola del Sporting atada a una pernera del pantalón, en plan peñista.
Les dije que yo era abonado al Valladolid y empezaron a contarme eso que ya les habíamos oído en el estadio a los de Gijón; la retahíla de que somos una afición penosa, que no animamos y todo eso. ¡Qué pesados! Tenía ganas de deshacerme de ellos, porque encima empezaron a contar que el Pucela no había merecido ganar. ¿Cómo que no?
Por fin llegamos los tres a un portal en el que ellos entraron, nos despedimos dándonos suerte, formalismos, y adiós.
Decían que no habíamos merecido ganar. Por favor, si Hernán Pérez se fumó a la defensa en el primer gol que dio gusto. Le dio André Leão el papel para que fumara. O Álvaro Rubio, que fuma en pipa el tío. ¿Y ellos? Pues son buenos, sí, juegan intensamente durante todo el partido, pero no tienen lo que nosotros tenemos, eso es así. Eso decían ellos también, que como afición, tienen algo que nosotros no tenemos. Vaya usted a saber a qué se referían. Solo sé que ellos dos no tenían papel porque, probablemente, se lo había fumado ya el Pucela.