La afición pucelana tiene una oportunidad tan grande como el propio equipo este sábado

Me molestan en demasía los comentarios que en los últimos días se pueden leer en las inmediaciones de la parroquia blanquivioleta. Dicen por ahí que nos van comer en el estadio los aficionados del Sporting, que van a venir un montón, casi un ejército. Que dicen que van a quedar desiertas las calles de Gijón, que, de hecho, va a haber más asturianos que castellanos por las calles de Valladolid.
De ser así, que sería triste, ningún miedo. Tú, sí, tú. El que lea esto. ¿Vas a tener miedo de subir al estadio? ¿Qué ocurre? ¿Vas a quedar acomplejado? ¿No vas a poder sacar media palabra de tu boca? ¿Vas a quedarte afónico el día anterior y no vas a poder gritar? ¿Tienes miedo? ¿Crees que hay algo que ellos tienen y tú no? ¿Piensas que son mejores? ¿Te gustaría ser de ellos? ¿Eres del Sporting? Dime, ¿eres del Sporting? Si no es así, ¿qué te ocurre? Ya sabes, traidor el que abandone.
Y es que, hay quien se acompleja y dice: “¡Vaya diferencia de afición!” ¿Cómo que vaya diferencia de afición? Te parecerá poco ser del Pucela, con eso te tendría que valer para pensar que, al igual que tú, el de al lado no puede ser mejor. Entonces, ¿qué resignación te queda? El escudo va por delante, y si en Zorrilla hay silencio, piensa que también es por tu culpa. ¿Qué haces tú para que el estadio se venga a arriba? ¿Estás tranquilo con tu conciencia de aficionado? Pudiera ser que no. En un estadio en el que apenas se anima -cierto-, alguien habrá que pueda hacer más por su equipo.
El partido frente al Sporting es vital, muchos así lo declamamos, y si no lo es deportivamente, emocionalmente seguro que sí. ¿Quieres que te ganen los de Gijón? Porque con tu actitud buscas eso. Debes llenar el estadio, debemos llenar el estadio. Ya sé que no depende de ti y de mí el copar todos los asientos, que nosotros seguro que iremos -válgame Dios si no lo hacemos-, pero llenar el estadio es otra cosa. Llenar el estadio es abarcar con tu voz, con tu ánimo, con tu grito, toda tu grada, para que, junto con las voces de los demás, llenes una parte del estadio, y junto con la de todos los demás que allí nos congreguemos, llenar el estadio entero. ¿Y qué importa si solo somos diez mil? ¡Si has llenado el estadio!
Este sábado es el momento. Demuestra una vez más que tu amor al club, a los colores, está por encima del rendimiento del equipo. Si no vas, ¿qué te ocurre? Ya sabes, traidor el que abandone. Traidor el que abandone, el que no luche, el que se de media vuelta, el que no llegue, el que no grite, el que no anime, el que no cante, el que no se alegre con los goles ni se apene con las derrotas. Traidor el que piense que ellos son mejores, porque pensar eso es el primer paso para hacer que, verdaderamente, lo sean. ¿De verdad lo piensas? ¿Qué te ocurre? Ya sabes, traidor el que abandone.
Ahora comienza la hora del aficionado. Sería muy sencillo abandonar, pero recuerda que contigo es menos difícil, que no hay nada fácil, que nosotros somos mejores y, sobre todo, que traidor el que abandone.