Las variantes que introdujo Rubi frente al CD Lugo no voltearon el devenir del partido

Ahora que Podemos se ha adueñado de la bandera del cambio, una bandera tan desgastada por usada y violada que bien podría ser la que Lerroux creyó ver como la tricolor española y a la cual hizo ser el estandarte de la segunda venida de la República Española, nos es necesario conocer qué es eso del cambio.
El Diccionario de la Lengua Española de la RAE define cambiar, en su segunda acepción, como «convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contraria». Así, los cambios en el fútbol son algo parecido a sustituir a un jugador por otro para buscar, fundamentalmente, su contrario. Sin embargo, es cierto que muchas veces las sustituciones son de ‘jugador por jugador’, obviedad que nos hace plantearnos si alguna vez ha habido un cambio de ‘jugador por chota bravía’ o de ‘jugador por cono de tráfico’ (bueno, esto último puede haberse dado).
Así, era de esperar que Rubi, con los cambios que realizó frente al Lugo, buscara el cambiar el equipo plano y estático de la primera parte. Lo plano, no gusta, mucho mejor con curvas. Tras el dominio poco efectivo en la faceta ofensiva de la primera parte, el técnico catalán dio entrada a Óscar Díaz y a Álvaro Rubio por André Leão y Omar, este otra variante introducida desde el primer minuto que no dio sus frutos.
La entrada de Rubio no se veía demasiado justificada ya que, con posesión de balón, Rubio lo más que puede aportar es una salida limpia de balón que el Valladolid ya tenía por entonces, ya que, donde fallaba el equipo blanquivioleta era en la zona de definición, que no de finalización, de la jugada. Para aportar en la zona más pasiva del equipo, Rubi dio entrada a Óscar Díaz. Y ya. Tampoco se le vio más. Un pase en fuera de juego a Marc Valiente y, por desgracia, pero no por ello menos esperado, poco más.
Aun con esto, Rubi y el Valladolid podían salvar la papeleta y cumplir con victoria. Cumplir. Porque aunque el Lugo y Quique Setién -entrenadorazo- lo pusieron muy difícil y se merecieron el punto cosechado, el equipo blanquivioleta no puede permitirse tropiezos como este. Para evitarlo, Rubi decidió dar entrada a Jeffren por Timor en el minuto 83. Antes de señalar quién debió entrar y no lo hizo, es óbice comentar que la entrada de Jeffren, de nuevo para no aportar nada, por Timor, hizo que el equipo perdiera equilibrio y coraje en los últimos minutos del encuentro.
Toda la semana alabando a Braulio y Túlio de Melo convocado. Partido atascadísimo. Parecía no presentarse mejor opción para ver el debut del brasileño, pero Rubi no lo estimó oportuno. Y obró mal. La entrada del gigante de 193 centímetros hubiera fijado a los centrales lucenses, quienes ya no podrían estar tan pendientes de un atosigadísimo Jonathan Pereira, quien podría haber encontrado a Óscar con mayor facilidad. Entonces, con los genios en su salsa, el balón quedaría en el tejado del Lugo, quien tendría que decidir qué hacer para sellar ese agujero abierto con una broca del diecinueve, del diecinueve que debe de lucir Túlio de Melio a la espalda.
Afuera tú no existes, solo adentro

Existió hasta 1995 un grupo de rock bajo mexicano con el nombre de ‘Caifanes’. Cuando España vuelva la mirada hacia Sudamérica, lo descubrirá, pero mientras, pocos son los retazos que pueden llegar. Entre estos está una canción titulada ‘Afuera’ y que cuenta con un estribillo que reza así:
«Afuera,
afuera tú no existes, solo adentro.
Afuera,
afuera no te cuido, solo adentro.
Afuera,
te desbarata el viento sin dudarlo.
Afuera,
nadie es nada, solo adentro»
No puede definir mejor el partido del Real Valladolid, quien solo existió por dentro, no por fuera, estimulando la propuesta de Quique Setién. Sin embargo, dejamos el hilo de esta pieza en una hipotética entrada de Túlio de Melo al campo. Su cambio sí hubiera cambiado algo.
Su cambio hubiera hecho que el viento no nos desbaratará más por afuera, dejando de cuidar el balón por tanto por dentro, lugar que Setién hubiera reforzado dejando las alas más libres, pudiendo llegar por los costados con más facilidad el equipo blanquivioleta. Y con ello, el Real Valladolid podría haber ganado el partido, al igual que lo podría haber hecho si los cambios de Rubi hubieran cambiado algo, pero no fue así.