La Ponferradina se lleva un rácano punto de Zorrilla ante un Real Valladolid que hizo todo para ganar, salvo marcar

El Real Valladolid no pudo pasar del empate ante una rácana Ponferradina en un encuentro en el que hizo todo lo posible para llevarse los tres puntos, salvo lo perentorio e indispensable, el gol. Aunque no fue su mejor partido, no se puede discutir que los de Rubi lo intentaron, hasta el punto de tener varias oportunidades francas frente a la meta de Dinu Moldovan, si bien el rumano y su defensa se mostraron más atinados en las labores de contención que los blanquivioletas de cara a puerta.
En la rueda de prensa posterior al envite, Manolo Díaz se dio con un canto en los dientes, hasta el punto de afirmar que el empate era algo que firmaba de antemano. Rubi, por su parte, habló de avasallamiento, algo que debe ser matizado, pues si bien el dominio territorial y del esférico fue absoluto, la carencia del gol impide considerar así el juego. Fue un conato, eso sí, y si alguien mereció el triunfo fueron los de casa, pero la Deportiva se defendió estoicamente hasta acabar de asegurar ese punto.
El mayor merecimiento de la victoria se basa en el solo hecho de ser los locales los únicos que lo intentaron. En honor a la verdad, el juego no fue brillante; más bien al contrario, fue plano y anodino, algo que, empero, debe ir más en el haber de la Ponfe que en el debe del Pucela. No se jugó apenas porque no quisieron los bercianos, bien plantados con dos líneas frente a su portería, con Pablo Infante y Yuri como únicos hombres ligeramente liberados.
Los Oscars fueron los más lúcidos del ataque vallisoletano, aunque no los más activos, pues la actividad nunca fue híper –quizá, en el inicio, fue alta, aunque nunca demasiado–. Ese arrojo fue frenado por los once de enfrente, que uno a uno fueron parando a todos los comensales como la Benemérita a la salida de una boda. De un pase de González pudo llegar el gol, a remate de Díaz, pero nada.
No hubo manera. En parte por la simple falta de acierto y en parte porque, además, esa escasa fluidez sobrevenía también a otra cuestión: que las bandas no funcionaron. Como en Soria, Bergdich y Mojica ejercieron de extremos, un recurso útil y efectivo cuando el rival te viene a buscar pero no cuando amuralla su puerta y reduce espacios. A los bercianos les faltó solo el riachuelo alrededor de Dinu con un cocodrilo haciendo de guardián. A los pucelanos, quién sabe qué.
Pese a todo, ‘Caballo Loco’ tuvo una ocasión y sirvió magistralmente con la derecha a Mojica para que marcase poco antes del descanso. Sin embargo, la acción fue anulada a instancias del cuarto árbitro, que acertó a ver cómo Óscar Díaz cometía una infracción en el área al agarrar a un central. Para entonces, el inicio fulgurante se había apagado y, aunque las sensaciones no eran malas, el morro de más de uno se empezaba a torcer.
Y acabó torcido. La defensa berciana siguió erigida disolvente e invitó a Rubi a buscar un revulsivo. Jeffren y Omar entraron en los extremos, pero a pie cambiado, lo que no acabó de aclarar las cosas. Por aquello de que el tiempo se acababa, el Real Valladolid le puso arrojo y, con la entrada de Guille Andrés, terminó ya a tumba abierta, acumulando hombres a ver si alguno acababa marcando.
Antes de que entrase el punta del filial, de nuevo la sociedad entre tocayos amenazó la meta de Dinu. Óscar Díaz parió en mediocampo una jugada en la que González entró en juego y que ‘El Multiusos’ finalizó, aunque se encontró otra vez con Moldovan, que salvó a la Ponferradina de manera prodigiosa. Los de Manolo Díaz, para entonces, andaban ya más preocupados en preguntar si había algún notario en la sala para firmar el empate sobre la bandera blanca que mostraban.
Ninguno bajó, pero no les importa. El punto en un estadio como Zorrilla sabe a gloria bendita. No a los blanquivioletas, para quienes el sabor es amargo. Superiores, merecieron más. Es más, fueron los únicos que merecieron, pues fueron los únicos que quisieron. La falta de gol empieza a ser acuciante, pero en el lado positivo se encuentran dos realidades: que el equipo no encaja y al menos genera.