Con motivo de la deriva en la que se encuentra el Real Valladolid, vuelve la sección más #lamentable de Blanquivioletas… o quizá no. Cuestión de demanda; cuestión de circunstancias
Planificación del plantel – El curioso caso de Heinz Barmettler

Los primeros pasos en un camino suelen ser determinantes. La tardanza en establecer a Juan Ignacio Martínez como técnico del Real Valladolid, no ayudó, está claro, pero menos fácil lo puso la confección de la plantilla. Con el afán de no ser repetitivo en cuanto a lo desigual y descompensado que se presentaba el plantel del Real Valladolid para la temporada 2013/14, no ahondaré en demasía, pero sí citaré un nombre propio que ejemplifica muy bien el hecho ya citado: Heinz Barmettler.
El suizo-dominicano (todas las tildes sobre la mezcla) se ajustó, tras el cierre del mercado estival, como el tercer central del equipo. De solomillo a postre. Fruta tropical sin rendimiento ni valor ninguno para una plantilla de Primera División. H. Veloz pasó a ser el ejemplo más claro, y raudo, de fallo en la confección de la plantilla.
Pinatar Arena – Demasiadas lesiones
Con Juan Ignacio Martínez ya a bordo, fue el propio técnico alicantino quien decidió trasladar la pretemporada hasta las instalaciones de Pinatar Arena, un espectacular centro de alto rendimiento en medio del secarral murciano. Las suspicacias que se han vertido sobre todo ello son ajenas a este artículo, y, objetivamente y hasta que alguien me demuestre lo contrario, lo único que allí se producían era unas temperaturas demasiado elevadas, no futuribles lesiones.
Tras matizar este punto, y haber introducido la palabra mágica en estas líneas, toca hablar de lesiones. Para ello, nada mejor que este artículo de no hace demasiadas fechas publicado en esta misma web, titulado ‘Enfermería cebada’.
Sí, las lesiones son una variable fundamental en los malos resultados del Real Valladolid esta temporada, pero hace tiempo que dejaron de ser excusa. El equipo no ha mejorado cuando ha podido contar con la gran mayoría de sus hombres, y eso es lo verdaderamente preocupante.
El legado de Djukic – JIM y la lucha contra los elementos
Aun con el riesgo de parecer osado el comentario, así lo creo y así lo manifiesto: el legado de Djukic ha perjudicado mucho al Real Valladolid, y en concreto a Juan Ignacio Martínez. Esta baza en contra ha actuado en dos frentes, uno, el institucional, y otro, el meramente deportivo.
Sobre el primero diré que desde antes de poner un pie a orillas del Pisuerga, Juan Ignacio Martínez ya fue blanco de todo tipo de críticas, y no todas ellas debidas a su forma de concebir el fútbol. El primer traspiés del siempre afable entrenador del Real Valladolid no fue con sus propios pies, y parece ser que no sentó del todo bien el diferente carácter de Juan Ignacio con respecto a Djukic a la hora de tratar ciertos métodos y tomar determinadas medidas.
En lo meramente deportivo es donde sí reside la culpa del técnico alicantino. Con una metodología distinta, en muchas ocasiones sin jugadores y haciéndose eco de falsas referencias, JIM comenzó queriendo no alejarse del fútbol que en teoría, repito, en teoría, practicaba el Valladolid de Miroslav Djukic. Se apostó por el toque cuando el propio almirante serbio ya advirtió que este no era suficiente, siendo esto uno de los mayores aciertos del balcánico en Valladolid.
Así, como el que no quiere la cosa, el toque no ha triunfado con JIM, siendo este un acicate bastante oportuno para quienes se posicionaron en su contra. Debemos lamentarnos por el intento fallido de recoger un falso testigo que Juan Ignacio eligió como camino. El legado de Djukic en lo futbolístico no pareció estar tan claro para muchos.
La falta de calidad – Casos de Pérez y Óscar
Enlazados con el tema del toque, de la apuesta por la calidad y la técnica futbolística, están los nombres de Víctor Pérez y Óscar. En gran medida, el poco acierto a la hora de ejecutar el sobrevalorado ‘tiki-taka’ ha estado motivado por la falta de ellos dos, ya sea por lesiones o por otras razones que me cuesta creer y que prefiero obviar.
La falta de calidad del equipo es evidente, y si ni Víctor ni Óscar están a tono, el buen rumbo futbolístico del equipo se convierte en una quimera. El año pasado quien faltó parcialmente fue el albaceteño, pero se supo pergeñar un ‘Plan B’ en el que Óscar supo desarrollarse a las mil maravillas. Este año ni una cosa ni la otra, y el equipo plano.
La defensa – Una cuestión más allá de la zaga
Leía este fin de semana que el Almería era el primer equipo que enlazaba cinco partidos sin recibir goles en casa en esta liga. Hablamos del Almería, no de ninguno de los grandes. Ese camino, el de hacerse fuertes en casa desde la raíz de la fortaleza de cualquier pequeño, parece estar demasiado alejado para este equipo.
La baja de Balenziaga parece ser la mayor de las pérdidas en la zaga vallisoletana con respecto al curso pasado. Mariño mejora, o estaba mejorando, lo anteriormente conocido, aunque es cierto que Heinz no tiene comparación con Sereno. Si la defensa es casi la misma, ¿qué ha fallado?
Se habla mucho, y acertadamente, del cambio de perfil de Marc Valiente y Jesús Rueda. Por mucho que el catalán asegure que eso no es un detalle importante, las estadísticas dicen lo contrario, sobre todo cuando Rueda ha vuelto a su perfil habitual.
La defensa ha mejorado ostensiblemente con la incorporación de Mitrovic, un central con un perfil diferente al de los otros dos que hay en plantilla. Sin embargo, el problema del Real Valladolid en la parcela defensiva se extiende más allá de la zaga.