El Málaga ha continuado con su descapitalización este verano, que le deja en posición de dar por buena una salvación que, con Schuster, esperan que llegue sin apuros.
En el mundo del fútbol, los jugadores son medidos como un activo dentro de sus clubes. La riqueza se mide a partir no solo del dinero que tengan, sino también del valor de estos activos, que es el de los euros pagados por ellos. Esto provoca desajustes, porque el FC Barcelona, por ejemplo, no ha abonado una cantidad fija por Messi, Xavi o Iniesta. Cuenta, por tanto, con menos activos que el Real Madrid, donde militan dos jugadores que rondan los 100 millones de euros, lo que de por sí convierte al club de Concha Espina en uno de los más ricos del mundo. En parte, desde este verano, gracias también a, Isco Alarcón, ya exjugador malacitano, cuya marcha supone, como las de Joaquín, Toulalan o Cazorla el año pasado, la continuación de la descapitalización del Málaga.
Más importante que la tasación son las sensaciones que encierra esta cuestión. Con estas salidas, el Málaga no solo pierde valor económico, sino también potencial deportivo. Se aleja del sueño del jeque, definitivamente aburrido del juguete, para acercar a la entidad a lo que era antes de su llegada, un equipo cuyo objetivo es no pasar apuros y para quien mirar arriba es secundario o accesorio.
Como Isco, este verano han abandonado la Costa del Sol Demichelis, Baptista, ‘El Pibito’ Saviola o Manuel Pellegrini, tan importante como los anteriores o más. ‘El Ingeniero’, conocido por tal apelativo debido a que desempeñó tal profesión cuando terminó su carrera como jugador, hizo bueno su apodo la temporada pasada, cuando el equipo empezó a sangrar amparándose su máximo accionista en el fair play financiero.
Lejos de aumentar el nivel, lo perdieron, incluso después de clasificarse para la Champions League, lo que no impidió al nuevo entrenador del Manchester City manejarse con destreza y lograr que su equipo pusiera contra las cuerdas al Borussia Dortmund, a la postre finalista, en cuartos de final. No conforme, su Málaga, alegre como el fútbol que ha buscado allí donde ha entrenado, consiguió de nuevo meterse en puestos europeos.
De su clasificación gozará el Betis por culpa de la sanción que le impuso la UEFA durante el curso, y que ni el TAS pudo revertir. No obstante, la temporada puede considerarse exitosa e histórica, ya que sin alcanzar las mieles de un título, la genial participación en la máxima competición europea y el buen papel liguero merecen tal calificativo.
Con El Ingeniero en Gran Bretaña, acompañado por ‘Micho’, previo paso por Madrid, con Joaquín en Italia e Isco en la capital, llega el momento de que otros cojan el relevo. Comandados por el alemán Bernd Schuster, antecesor de Pellegrini en el banquillo del Bernabéu y quien, al contrario que el chileno, sí ganó una Liga, el Málaga ha de luchar por llegar hasta donde pueda.
Sin llegar a ser una quimera, el sexto puesto del año pasado parece difícil, ya no digamos el cuarto de hace dos temporadas. Desprendidos ya del cartel de nuevo rico, que ostentaron primero por potencial económico y mantuvieron luego por la calidad de sus activos, deberán agarrarse a la categoría, y hacerlo con la mayor solvencia que puedan. Y luego Dios dirá.
Willy Caballero seguirá siendo capitán general del vestuario y hombre milagro en el césped, resguardado por una zaga en la que Antunes relevó a Monreal sin que apenas se notase. El testigo de Demichelis, capitán general en el verde, deberá recogerlo bien Weligton, el que fuera compañero de fatigas del citizen, o el recién llegado Angeleri.
En el centro del campo, Camacho ha de seguir con la evolución que mostró la pasada campaña, escoltado por Tissone, puro músculo. Pedro Morales, Duda, los canteranos Juanmi y Portillo o el marfileño Anderson, uno de los fichajes de este verano, serán los encargados de poner la magia en tres cuartos.
Y arriba, para el gol, Roque Santa Cruz, cuya permanencia en el equipo es una de las mejores noticias que ha podido recibir el Málaga, El Hamdaoui, cañonero que llega cedido por un año de la Fiorentina, y el polaco Pawlowski, una de las jóvenes apuestas de la dirección deportiva de Los Martinicos este verano.
Tres tenores
Willy Caballero (Entre Ríos, Argentina, 1981). El veterano guardameta argentino contó con ofertas de clubes más importantes dentro del panorama europeo, pero decidió seguir siendo grande en Málaga. Después de varios años en Segunda División, con el Elche, allí le llegó la oportunidad de llegar a la élite y afianzarse, pues es en la Costa del Sol donde ha alcanzado un mayor nivel.
Aunque incomprensiblemente Sabella parezca no tenerlo en cuenta, el nivel mostrado durante la pasada campaña, salvando en numerosas ocasiones a su equipo, debería abrirle las puertas de la selección de par en par y postularle para entrar en la lista para el Mundial de Brasil.
Jesús Gámez (Málaga, 1985). En un equipo con tantos extranjeros y tantos chicos jóvenes, el capitán resulta siempre indispensable para dar a conocer a unos y otros la entidad en la que se encuentran. Seguramente sea el mejor anfitrión posible, pero no es un mero guía turístico, ya que además de dar a conocer las bondades (y maldades) del club, su nivel sobre el césped es alto.
Todavía es joven, aunque experimentado. Con los años quizá haya ido perdiendo vuelo en ataque, pero es un seguro en defensa. Tal es así que ha aprendido a desenvolverse con soltura en el puesto de central, algo que, no obstante, no se espera que tenga que hacer este año.
Duda (Porto, Portugal, 1980). Hubo un tiempo en el que prometió tanto que no se le veía techo. No es que fuera a ser el mejor extremo del mundo, pero sí era resultón. Tanto que el mejor Sevilla de la historia lo reclutó, aunque a Málaga hubo de volver cuando se vio que solo allí era él.
Como Eliseu, ya considerado más lateral que extremo, se adaptó a jugar varios metros por detrás cuando fuera necesario. También a actuar en banda derecha si era menester. Siempre cumpliendo. Como lo hace en ataque a balón parado, una especialidad gracias a la cual cada temporada reporta varios goles a su equipo, esenciales.
El fichaje estrella
El Hamdaoui (Rotterdam, Países Bajos, 1984). Se destapó como goleador en su Holanda natal, en el AZ Alkmaar. No le fue mal en el Ajax, aunque a la Fiorentina y el fútbol italiano le costó hacerse. Así, después de un mal año, recala en Málaga cedido, con una opción de compra que asciende a los dos millones y medio de euros, que el Málaga no dudará en ejecutar si vuelve a ser él mismo.
Reconoció en su presentación que le gusta jugar con otro delantero, lo que, con su juego, indica que no es un nueve puro. Es, más bien, un segundo punta con gol, lo que le convierte en compatible con Roque Santa Cruz, con quien podría jugar. Pese a su envergadura, es creativo y le beneficia el fútbol combinativo.
El míster
Bernd Schuster (Baviera, Alemania, 1959). La mezcla de veteranos y noveles que manejará el técnico alemán podrá dar buenos frutos en forma de buen juego, siempre que encuentre la tecla adecuada, justo después de hallar la clave para que el equipo no sufra defensivamente. Se espera un juego más directo que con Pellegrini y la incorporación de menos hombres en cada ataque.
La dirección deportiva ha decidido apostar por jóvenes promesas como Ferreira, Anderson, Chen o Pawlowski, que han de entrar poco a poco e ir evolucionando de la mano de veteranos como Caballero, Weligton, Jesús Gámez, Duda o Santa Cruz a la vez que los canteranos Juanmi, Portillo, Olinga o Darder. La buena gestión de estos recursos, sin que imperen los nervios, será clave del éxito.
Entradas y salidas
Altas: Schuster, Ferreira (Académica), Chen (La Chorrera), Angeleri (Estudiantes), Tissone (Sampdoria), Juanmi (Racing de Santander), Anderson (Wydad Casablanca), Pawlowski (Widsew Lodz) y El Hamdaoui (Fiorentina).
Bajas: Joaquín (Fiorentina), Iturra (Granada), Pellegrini (Manchester City), Lugano (WBA), Isco (Real Madrid), Onyewu, Demichelis (Manchester City), Baptista (Cruzeiro), Saviola (Olympiakos), Piazón (Chelsea) y Toulalan (Mónaco).