Jesús A. Zalama habla del pesimismo que percibe en el entorno del Real Valladolid antes de afrontar este mes de diciembre.
Mañana el Real Valladolid inicia, frente al Sevilla, su particular ‘Tourmalet’. Falso silogismo, ya que el Tourmalet es solo un puerto, y no cuatro, y además como bien dice Perico Delgado año tras año durante el mes de julio a la hora de la siesta, este puerto hace daño si viene precedido de otro de una dureza considerable.
Ante nosotros tenemos los Pirineos, o los Alpes, ustedes elijan, y como buenos contrarrelojistas, debemos no perder mucho tiempo esperando etapas más halagüeñas, o, en cambio, ser unos locos y famélicos escaladores y probar suerte en las rampas más duras de los puertos.
Parece ser que esta segunda opción nos está vedada, y no ya por el calendario, por el potencial de nuestro equipo, o por la necesidad de puntuar, sino por los múltiples comentarios vertidos por todos hasta ahora. Valía el cuento de la hormiga… hasta hoy. Llenar el granero poco a poco para que cuando llegara el frío, ahora, en diciembre, ahora, en los Alpes o Pirineos, no tuviéramos que estar preocupados por los resultados que se nos avecinasen. Pero, me pregunto yo, una vez hechos los deberes: ¿Por qué no ir adelantando trabajo?
Nos vemos bombardeados por un pesimismo atroz en lo que a este mes se refiere. Justificado estaría si nos encontráramos en una situación delicada, con las piernas agarrotadas, y con un miedo a perder que nos llevara a la deriva, pero no es así.
Hoy por hoy estamos cómodos en la tabla, y ello es lo que nos debe llevar a ser agresivos en diciembre, plantándole cara, sin miedo a perder, más aun cuando muchos dan todo por perdido. Y es esto lo que nos contamina, en especial a los aficionados. Desconozco si estos ecos llegan a los jugadores, pero en la ciudad se ha instalado un ambiente derrotista ante lo que nos espera, aunque no exento de lógica.
Estamos ya contaminados, pero abramos los ojos y veamos con optimismo lo que este mes nos depare. Seamos valientes, y confiemos en nuestro equipo, escalemos diciembre, que por el momento, el «no» ya le tenemos. Una vez hecho esto, elijamos entre guardar la ropa, o salir a pecho descubierto.