Os puedo jurar por lo que queráis que empecé este artículo titulándolo “el problema es no saber el problema”, en alusión al hecho de que estuviéramos tan abajo en la tabla cuando tenemos en Pucela a jugadores que se supone que tienen mucho nivel. Iba a titularlo así, hasta que he leído las terribles declaraciones de Marcos del pasado lunes.
Mi intención era comentar que no tenía ni idea de cuál era el verdadero problema que tiene el Valladolid, que no era nada normal la situación del equipo con los buenos jugadores que tenemos, pero súbitamente el capitán me ha abierto los ojos. Así es que hay jugadores que no se comprometen y van a su bola. Así es que hay personas que no les importa en qué acabe el equipo este año. Así es que hay jugadores que ya les da igual todo, sabiendo que el próximo año no estarán aquí. Es absolutamente lamentable. No conseguía entender el verdadero problema del Valladolid hasta ahora, pero ya que ahora por fin se sabe -por que si el capitán que lleva quince años en el Pucela lo dice, es por que es así- tenemos un verdadero problema.
No hay mayor “marrón” para un vestuario que no creerse un equipo. Si es la propia plantilla la que no confía en sí misma y pasa olímpicamente de cumplir su objetivo, en este caso la salvación, entonces no se puede considerar como un equipo de Primera División. Marcos, que aunque esta temporada no esté siendo una de sus mejores en cuanto a rendimiento se refiere, sigue siendo el jefe del vestuario y ha detectado el problema y lo ha hecho público. Ahora las cartas están sobre la mesa y por fin se conoce por qué este equipo no termina de rendir. Por fin se pueden tomar medidas para solucionarlo y todos lo sabemos. Efectivamente, y cómo también reconoció Marcos, la culpa no era de Mendilibar –por cierto, que con su despido se confirma una de las mayores injusticias del fútbol en Valladolid-, sino de los jugadores que, esta vez sí, se les puede llamar mercenarios. Como tanto se acostumbra a hacer en los estadios cuando los jugadores no están comprometidos con el equipo.
Por su parte, Marcos ya ha decidido poner de su parte y tomar cartas en el asunto. “No quiero amigos, igual que ellos tampoco deberían quererme a mí” y “no quiero compañeros y mis amigos me los busco yo” son dos de las frases que dijo el capitán para demostrar que no piensa dar tregua a los hipócritas que no se dejan la piel en el campo. Bravo por Alberto Marcos. Hace unas cuantas semanas ya escribí sobre él, precisamente comentando que no está a su mejor nivel, pero que por lo menos sigue ejerciendo en el vestuario como lo que ha sido siempre en Valladolid, el gran capitán.
Ahora sólo falta una cosa. Y es tan sencillo como lo que ha dicho el madrileño. Cortar de raíz. Onésimo debe saber quiénes son esos parásitos que no hacen otra cosa que estorbar a jugadores que quieren hacer las cosas bien y luchar por el equipo, y debe tomar medidas con ellos. Por supuesto, el entrenador sabe que puede contar con Marcos en su tarea. Por cierto, me pregunto quiénes son estos “personajillos”, aunque a decir verdad, tengo mis sospechas ¿Vosotros no?