Jesús Antonio Zalama repasa los momentos de mayor repercusión mediática del técnico serbio desde que dirige al Real Valladolid.
Y Djukic habló. Y temblaron los cimientos. No hubo sorpresas, y en la quinta rueda de prensa de la temporada, Djukic mostró otra vez su carácter; nadie esperaba que no fuera contundente. No es la primera vez que una rueda de prensa de Miroslav lo convierte en protagonista y, sin duda, lo merece ser más a menudo. Repasando el historial de comparecencias públicas del entrenador blanquivioleta, descubrimos, mínimo, tres grandes puntos:
El primero sucedió a finales de febrero cuando dejó un titular para el recuerdo: «Es un grupo jodidamente unido y nadie lo va a desunir». Categórica la frase del almirante que dejó a un lado cualquier tipo de duda y revuelo en un momento difícil -como casi todos- de la pasada temporada.
Se habló mucho de Javi Guerra en esa rueda de prensa, por ejemplo, y en momentos como el actual, en el que el malacitano vuelve a estar discutido, no estaría de más recordar la defensa a ultranza que hizo el míster de su ‘nueve’.
Otra patata caliente que solventó Djukic, incluso en esa misma rueda de prensa, fue el tema de Saná Camará, quien, como bastión rebelde, supuso un gran problema para la entidad el año pasado. Era una situación de no retorno en la que o el balcánico enfrentaba el problema o agachaba las orejas. Y vaya si plantó cara.
Recurriendo a un tópico de las ruedas de prensa deportivas, se atrevió a cuestionar a Saná, tajante, y diciendo que no era nadie en el fútbol; no podía estar por encima del resto. En esta rueda de prensa, al igual que en tantas otras, volvió a ensalzar a sus jugadores y elevarles a la categoría de ultraprofesionales desde la mirada de un capitán que ya fue grumete en barco.
Pero si hubo un gesto, una coletilla que distinguió y unió a Djukic con la prensa, fue el #SomosValladolid. Algo más que cualquier definición que se pueda dar, #SomosValladolid es una serie de valores que el almirante entendió, comprendió y difundió durante un buen número de ocasiones durante la pasada campaña. Gran acierto del que todavía hoy disfrutamos.
Junto a estos tres momentos pueden rescatarse otros de menor, pero igualmente gran calado. Polemizó con Paco Herrera e intentó presionar a sus rivales poniendo en tela de juicio su deportividad, no quiso hacerlo con Paco Jémez, criticó la falta de intensidad del reintegrado Alberto Bueno… Momentos, en fin, en que se vio a un técnico irónico a la par que sincero y tajante a la par que enigmático.
«El Bueno» o «el Guerra» son nombres que quedarán grabados en nuestra memoria. En la del aficionado blanquivioleta no tanto por los nombres en sí como por su particular pronunciación. Quizá en la mente del seguidor deportivo, después de la rueda de prensa del domingo, se mantenga un poso perenne sobre el recuerdo de Djukic como azote arbitral, pero en los jugadores, los verdaderos artistas de esto, el recuerdo de Djukic será el de un escudo que les defendió ante micrófonos y flashes incluso, en ocasiones, adoptando una postura lejos de la institucional.
La rueda de prensa del Vicente Calderón es una más, en sentido concreto y abstracto. Una más en la que se mostró tal cual es, sincero hasta decir basta. No obstante, parece que todavía hay gente que no se ha enterado de que el serbio ha hablado ya mucho. Los rezagados deben ir prestando atención a sus palabras. Las pronunciadas del domingo no son más que una nueva puesta en escena de Djukic en estado puro. ¡Y las que le quedan…!