Hemos ganado dos veces por paliza. Sí. Ocho goles entre los dos partidos. Sí. El equipo parece acoplado y despliega buen juego. Sí. Antonio Gómez parece muy seguro de lo que hace y los nuevos fichajes parecen adecuados. Sí. Creo que de todo esto no tenemos duda ningún seguidor del Valladolid.
Llevamos dos partidos –uno de Liga y uno de Copa- y en ambos hemos arrasado sin apenas despeinarnos. Es buena señal. Esto ha cooperado a una aceleración de los abonados, que buena falta hacía, y a que no nos pongamos nerviosos desde la primera jornada. Pero cuidado. Precisamente por que sólo acabamos de empezar, no debemos dejar nos llevar por la euforia.
Los dos equipos a los que nos hemos enfrentado, Villarreal B y Las Palmas, con todos los respetos, no son los mejores rivales para demostrar que somos firmes candidatos al ascenso.
El filial ha tenido esta temporada una gran remodelación en su plantilla, por otro lado lógica en una cantera de sus características, y los canariones no son un grande de la Segunda, como quedó demostrado la temporada pasada cuando se salvó por tan sólo un punto del descenso a Segunda B.
Desde luego es un buen inicio de temporada y todos los seguidores albivioletas estamos encantados ante los primeros resultados, y más teniendo en cuenta el inicial temor a que Antonio Gómez no fuera el hombre adecuado para el proyecto y que los jugadores nuevos quizás volvieran a ser un chasco como la mayoría del año pasado.
Pero lo que se debe hacer es mantener esta línea y no meter la pata. Seguir trabajando para pulir errores como el de que los de Las Palmas nos marcaran tres goles en apenas tres ocasiones. Y la oportunidad para demostralo la tenemos este domingo en nuestro primer partido fuera de casa ante un Granada que no es tan inofensivo como parece.