Los datos son escalofriantes en contra del Real Valladolid. Desde que se cortara la racha inicial de los tres primeros partidos ganados, el Pucela se ha estancado y sólo ha conseguido sacar tres puntos en cuatro partidos, traducidos en tres empates. Pero lo más preocupante de esto es de la manera en que el Valladolid recibe los goles.
Los seis tantos encajados hasta ahora han llegado en serios despistes defensivos. La mayoría en una contra del rival y, un dato a tener en cuenta, todas las veces que Jacobo ha tenido que recoger el balón del fondo de su red han sido en el segundo tiempo. Sí, así es. Los seis goles que ha recibido el equipo de Antonio Gómez han sido en los segundos 45 minutos. ¿Síntoma de relajación, o de cansancio?
El Valladolid, a excepción del partido ante el Albacete en el que tocó remontar, comenzó ganando ante Betis, Elche y Ponferradina y acabó perdiendo la renta en la segunda mitad. Lo que hace pensar que se trata más de un problema de actitud de los jugadores una vez se ponen por delante en el marcador antes que un problema físico.
Ante el Betis las cosas se hicieron bien. Se plantó cara hasta el final y sólo dos baches en la defensa permitieron a los sevillanos remontar. Pero es que en la próxima jornada pasó en dos ocasiones ante el Elche. Dos veces se puso el Pucela por delante en el marcador, y dos veces los alicantinos igualaron la contienda. Y en la segunda, con un jugador menos, en el tiempo añadido y con un centrocampista por portero. De las que duelen. Por si fuera poco, ante la Ponfe la igualada se dio a diez minutos del final.
Dando por supuesto que el problema sea la actitud y no la forma física, que en mi opinión son las causas más probables de que se estén recibiendo tantos goles en el segundo periodo, es algo que se puede solucionar. Lo malo es que los jugadores blanquivioletas parecen querer arreglarlo a palos, y en este caso, los palos se los están dando ellos mismos.