Los hijos del que fuera delantero del Albacete en los años noventa militan en el Atlético Malagueño y son internacionales en categorías inferiores, el uno con España y el otro con Uruguay

Aunque Miguel Ángel Gómez advirtió días atrás de que en el Promesas habrá más salidas que entradas antes del cierre del periodo de pases, lo cierto es que la dirección deportiva permanece atenta al mercado por si puede apuntalar alguna posición. En este sentido, dos futbolistas a los que no pierde de vista son los hermanos Kuki y Rodri Zalazar, hijos del que fuera delantero en los años noventa –entre otros– del Albacete y militantes en el Atlético Malagueño.
Kuki es el mayor de los dos, tiene veinte años y se desenvuelve como segundo punta. La temporada pasada jugó en el Cartagena que terminó ascendiendo a Segunda División, con el que disputó veinticinco partidos, si bien no cuenta para Dely Valdés ni –principalmente– para el club debido a sus altos emolumentos. Es por ello que está llamado a salir antes del día 31, una situación extraña, puesto que estaba llamado a ser importante en el futuro del Málaga.
No en vano, realizó varias pretemporadas con el primer equipo años atrás, después de destacar en juveniles y de comenzar a brillar con el filial en Tercera División, en el que llegó a superar la quincena de goles. Veloz y técnico, fue internacional con España hasta la sub 18.
En cambio, su hermano Rodri lo es con Uruguay, país de origen de su padre, en categoría sub 20, con la que este mismo verano ha alcanzado las semifinales del prestigioso torneo internacional de Alcudia (Cotif). Nacido en 1999, y por tanto, sénior de primer año, se desenvuelve como mediocentro, una posición, en todo caso, que está superpoblada en el plantel que dirige Miguel Rivera. No obstante, y debido a que su situación en el Malagueño tampoco parece del todo clara, también ha suscitado el interés del Pucela.
Ahora bien; para que cualquiera de estos movimientos termine de plasmarse, seguramente antes de entrar habrá que dejar salir, como dice el tópico, puesto que el Promesas cuenta ahora mismo con veinticuatro jugadores, tres de ellos porteros y uno todavía juvenil, el lateral Apa. Después de la salida de Adrián Herrera en dirección al Cristo Atlético, cabría esperar que se produzcan algunas salidas más del ‘bloque central’, toda vez que el filial cuenta con ocho jugadores para tres puestos (dos medios y un mediapunta) y con otros tres delanteros centros.
Un verano de conversaciones con el Málaga
A expensas de que el interés por los futbolistas hispano-uruguayos pueda convertirse en algo más, la relación entre Real Valladolid y Málaga parece ya un amor de verano hasta ahora no tan provechoso como las partes habrían querido. Además de firmar la cesión de Keko, ambas entidades han ido hablando durante todo este mercado de pases de otras posibles operaciones que, sin embargo, no han fraguado.
La siguiente negociación entablada fue la de Michael Santos, por quien el Pucela estaba dispuesto a realizar un fuerte desembolso en forma de pago por su cesión y de toda su –elevada– ficha; sin embargo, él prefirió al Leganés. Entonces apareció en escena Juanpi Añor, ofrecido por los costasoleños, y a quien los blanquivioletas llegaron a valorar, aunque nunca haciéndose cargo de todo su pase. El último, hasta el momento, es el también venezolano Roberto Rosales, tal y como avanzó La 8 de Valladolid, si bien, de nuevo, el salario parece ser el principal escollo para que pueda recalar en Zorrilla.