El Real Valladolid Promesas cae contra el Castilla en el último partido de la temporada, pero sin sufrir por tener los deberes hechos desde la jornada anterior

El Real Valladolid Promesas cosechó este domingo la derrota menos dolorosa que se le recuerda en muchísimo tiempo, cuanto menos en toda la temporada recién concluida. Con la permanencia ya en el bolsillo, solo faltaba ver si era capaz de ponerse el broche en forma de una nueva y postrera victoria frente al Castilla. Y no, pero la permanencia, conseguida siete días atrás en Segovia, luce igual de bonita sin esa bagatela. Puede parecer alhaja, pero no: era tan importante…
Era tan poco lo que había en juego en Los Anexos que muchos de los asistentes, separados en las esquinas por mor del tinglado que montó Real Madrid Televisión en la zona del palco, estaban más al móvil y a los resultados de otros que a lo que pasaba en el campo, aunque bien es verdad que pasaba poco, el show de Belman y no mucho más, y que la cita con Miguel Rivera y sus jugadores tenía realmente como espíritu la esperada y merecida ovación final.
Cuando el colegiado pitó, hubo unos pocos segundos de silencio en honor al héroe caído, un Tordesillas batallador y soñador que despertó tarde y de forma abrupta.
Para cuando el Zamora marcó el gol de la victoria muchos habían dado por sentado que el Promesas perdería, y no importó. Como bien dice la abuela de uno, lo que es dulce nunca amargó, y la permanencia lo es más que la actuación de España en Eurovisión, tan edulcorada de amor juvenil que más allá de polémicas sobre un libro de mierda y una posición de mierda el amor sigue.
Precisamente por aquel refrán de la abuela Concha, la victoria habría sido saboreada como el cuarto chocolate que se añade a los tres del postre. Si no llegó fue porque Belman fue como la canción, Superman sin capa. El hijo del otrora también portero, militante en el Pucela en la 1997/98 –que no debutante–, se convirtió en el héroe de su equipo y evitó que el martilleo de los blanquivioletas llegara a término; como quien dice que no baila reggaeton y que es más del rollo cantautor.
Al filial en el primer periodo le costó ligar pases, pero en la segunda llegó a acosar (entiéndase en términos futbolísticos) la portería castillista. Sin embargo, el no fue rotundo por parte de un cancerbero que ya en la primera mitad hizo varias paradas de muchísimo mérito, para ser exactos dos ante Miguel que llevaban marchamo de gol. La primera, con la cara, la realizó cuando su equipo ya ganaba gracias a que Cristo vio un hueco que nadie percibió a la hora de rematar una jugada colectiva. La segunda fue después del empate, de Domínguez desde el punto de un penalti que fue cometido tres veces sobre Samanes.
El Castilla fue prácticamente inoperante en ataque y prácticamente se acabó con el uno a dos, una obra de arte de Quezada, que clavó una falta directa ante la que Guille Lara nada pudo hacer. No fue la desaparición fruto de que no quisiera Solari ganar; simplemente el Promesas quiso más y, tras el paso por vestuarios, empezó a amenazar más gracias a que Luis Suárez entró buscando una mayor mordiente. No consiguió marcar, ni siquiera tener ocasiones muy claras, pero el colombiano ayudó a doblar la amenaza con Miguel, nueve titular.
Los minutos pasaban, el Tordesillas era de play-off y ‘El Maestro de Onuba’ se volvía a topar con el portero rival en una doble acción asombrosa, ya que el primer remate fue de gran calidad y el segundo parecía definitivo, pero las dos veces Belman respondió con reflejos para cuajar la que seguramente fue la mejor actuación de un guardameta foráneo en toda la temporada en Los Anexos. Después de aquello, los de Rivera no se rindieron, pero entendieron que quizá no podrían, y no, no pudieron.
Sin embargo, la derrota no duele después de todo; más se perdió en Zamora aunque el Torde no vista de blanco y violeta. Si todavía hubiera habido algo en juego… La victoria habría sido un buen colofón, pero incluso sin ella la ovación final fue tan emocionante como debía, puesto que, con el trabajo hecho, solo quedaba reconocer de nuevo la magnífica segunda vuelta del campeonato liguero de un Real Valladolid Promesas que en la siguiente competirá por quinta campaña seguida en la Segunda División B.
Real Valladolid Promesas: Guille Lara; Apa (Velásquez, min. 63), Carrascal, Sali, Corral; Alvarado, Miguel Marí; Boselli (Luis Suárez, min. 46), Antonio Domínguez, Samanes; y Miguel (Pablito, min. 87).
Real Madrid Castilla: Belman; Álex, Javi Sánchez, León, Reguilón; Jaume, Fidalgo (Tejero, min. 66); Franchu (Seoane, min. 66), Óscar, Quezada (Mancebo, min. 87); y Cristo.
Goles: 0-1, min. 15: Cristo. 1-1, min. 21: Antonio Domínguez (penalti). 1-2, min. 27: Quezada.
Árbitro: Iglesias Gutiérrez (Comité Técnico Cántabro), auxiliado en las bandas por Obrado España y Trueba González. Amonestó al visitante Jaume.
Incidencias: Trigésima octava y última jornada en el Grupo I de la Segunda División B. Partido disputado en Los Anexos al Estadio José Zorrilla, ante unos 300 espectadores.