Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Ahora, Pucela, ahora. Ya no hay marcha atrás, ya no hay vuelta de hoja. El Real Valladolid debe seguir sumando de tres en tres para conseguir colarse de una vez por todas en el play-off, que esta semana está más cerca que nunca. La ocasión es única. A un solo punto de la promoción tras el triunfo ante el Reus, es el momento de dar el arreón final para estar entre los seis primeros de la clasificación.
Eso sí, para ello los blanquivioletas tendrán que superar su miedo escénico lejos de Zorrilla, aquel que siempre atenaza a los de Luis César cuando toca ejercer de visitante. ¿El rival? Un Nástic de Tarragona con las espadas en todo lo alto y con muchas ganas de dar otra alegría a su afición después de hacer lo propio hace tan solo unos días frente al Lugo.
Corre, corre
Y es que los de Nano Rivas consiguieron ante el conjunto gallego (3-0) romper por fin una mala racha extraordinaria en el Nou Estadi, ya que los catalanes llevaban sin ganar allí… ¡desde el 10 de diciembre! A partir de ese momento el Nástic había cosechado cinco derrotas y tan solo un empate. Números para echarse a llorar y que dan un toque de optimismo para pensar que el Pucela realmente pueda escapar de allí con los tres puntos bajo el brazo.
Eso sí, está claro que los tarraconenses no estarán por la labor de ponerlo fácil. El equipo se encuentra a día de hoy en una situación particular, extraña para lo que podía intuirse a principio de temporada. Con treinta y nueve puntos en la tabla, a seis del descenso que marca la Cultural Leonesa, muy pocos esperaban que el Nástic tuviera que estar peleando por la permanencia a estas alturas de curso.
Así es. Pese a quedar el año pasado en la zona templada de la clasificación, la meta marcada era salvarse cuanto antes para poder aspirar a cotas más altas una vez llegado el momento. Pero no. El tiempo y el paso de las jornadas han terminado por colocar a los de Nano Rivas, tercer técnico de la temporada tras el adiós de Lluís Carreras y Rodri, en un lugar más bien discreto sin pena ni gloria. Vamos, que la prioridad ahora es mismo es atar la salvación al 100%.
Después de romper, por fin, la mala racha como local, es momento de dar una vuelta a la tortilla para transformar la tendencia en algo positivo. Y ello pasa por derrocar a los blanquivioletas este domingo. Las estadísticas generales de los catalanes, con once partidos ganados, seis empatados y dieciséis perdidos plantean las cosas un poco más fáciles para el Real Valladolid, si bien no conviene confiarse.
Ahora o nunca
Y es que la ocasión la pintan calva. Los blanquivioletas se verán las caras ni más ni menos que contra el segundo peor local de toda la categoría, con apenas catorce puntos conseguidos en dieciséis partidos -ni tan siquiera una tercera parte- y catorce goles a favor por veinticuatro en contra. Unas cifras que traen por la calle de la amargura a todo aficionado que cada dos semanas acude fielmente al Nou Estadi.
Pero cada partido es un mundo, claro. El Nástic tiene efectivos de sobra para dar un susto al Pucela y la mejor prueba de ello es precisamente el partido de hace tan solo unos días ante el Lugo. Uche, Manu Barreiro o una de las revelaciones del campeonato, Maikel Mesa, son solo tres muestras del poder ofensivo con que puede contar este Nástic.
Y sino que se lo digan a los seis, siete y ocho goles que suman respectivamente. No todo son malas noticias, en todo caso. Tete, una de las claves del centro del campo catalán, especialista en llevar a toda velocidad las transiciones entre defensa y ataque, se perderá el encuentro por acumulación de amarillas.
Bien atento tendrá que estar Luis César al último cambio táctico que realizó su compañero Nano Rivas contra el Lugo para pasar del habitual 4-4-2 con el que había jugado los anteriores choques a un 4-3-3 que, a ojos vista, resultó ser de lo más eficaz. Precisamente la situación de Maikel Mesa como mediapunta, el lugar que por derecho le corresponde, es uno de los activos más a tener en cuenta para la zaga blanquivioleta.
Curiosidad del rival de esta jornada: El Nástic de Tarragona puede presumir de un hito que no demasiados clubes pueden contar en su haber. El club grana ha disputado cuatro temporadas en Primera División y en la primera de ellas, en 1948, consiguió imponerse en Chamartín -actual Santiago Bernabéu- a un Real Madrid que hincó la rodilla por 1-3 ante un recién ascendido. Un debut victorioso en un gran escenario, sin duda.