Análisis del próximo rival del Real Valladolid

¿Hay realmente alguna esperanza? Es pronto para decirlo. El mazazo en Sevilla no se olvida de un día para otro, pero lo que está claro es que a este Real Valladolid solo le queda seguir remando. Remando y apretando los dientes, mientras confía en el perdón de su afición. Por suerte o por desgracia para los blanquivioletas, este solo se consigue a base de victorias y esfuerzo.
Y mientras el siguiente rival, el Numancia, espera este sábado en Zorrilla con ganas de demostrarse a sí mismo que no es carne de quedarse colgado en medio de la tabla. Los Rojillos están a estas alturas de temporada algo confusos, dubitativos de sus verdaderas posibilidades para cuando concluya el curso. ¿Es posible revolucionar la zona noble de la clasificación? ¿O habrá que pasarlo mal para evitar el descenso?
En tierra de nadie
Bien hay que decir que si hay que pronunciarse sobre los entrenados por Jagoba Arrasate, todo indica que se mira más bien hacia abajo más que hacia arriba. Las matemáticas no engañan. 44 puntos en 35 jornadas sitúan al Numancia en la décimo segunda casilla entre los veintidós contendientes, a cinco puntos de la línea roja del descenso y a nueve del play-off. Efectivamente, la expresión ‘en tierra de nadie’ cobra mucho sentido.
Todo pasa por una potencial victoria en el feudo blanquivioleta. Si los sorianos regresaran a casa con la misma cantidad de puntos pero con una jornada menos, quedarían dilapidadas en gran medida las pocas opciones que puedan existir de aspirar alto. De hecho, se trata primero de asegurar la permanencia y luego Dios dirá. Un objetivo que, en realidad, viene a coincidir con el establecido a principio de temporada, allá por verano.
Y es que después de siete años en Segunda División, ocho si se cuenta el presente, el Numancia no ha conseguido nunca ese repunte necesario para volver a probar las mieles de Primera catadas en la temporada 2008/2009. Tres décimos puestos, dos décimo segundos, un décimo tercero… La historia del conjunto soriano en Segunda es muy plana en la historia reciente.
Pero volvamos al presente. La realidad dicta que el Numancia está pasando un curso plácido en la categoría, tanto para lo bueno como para lo malo, después de romper una ristra de ocho partidos sin ganar hace dos jornadas ante el Elche (1-3). Con la humildad por bandera, el club presidido por Francisco Rubio ha conseguido, pese a la mencionada mala racha, mantenerse siempre en la zona templada. Y claro, esto supone buenos y malos momentos para el vestuario y para el aficionado de a pie.
Con un juego más bien discreto basado en el esquema 4-2-3-1 con Dani Nieto como falso delantero, este año se han dado triunfos tan épicos como un 0-3 en casa del Mirandés hasta un 3-0 en la del Zaragoza, pasando por una gran cantidad de empates. Catorce en 35 jornadas, nada más y nada menos. ¿Y el último precedente? Un 1-1 la semana pasada en casa ante el Tenerife, que supo a gloria al conseguirse sobre la bocina con un tanto de córner de Dani Calvo.
Números y números

Y en esa está el Numancia ahora mismo, tratando de luchar contra un destino que parece inevitable a estas alturas de Liga. Regular como local (veintiocho puntos de 54 posibles) y más bien flojo como visitante (dieciséis de 51), debería ocurrir un milagro para que los Rojillos se movieran de donde se encuentran.
Sería extraño incluso pensar en uno de esos choques que han deparado en las últimas temporadas Real Valladolid y Numancia en Segunda, cargados de goles y emoción. ¿Quién no recuerda el 4-5 en Zorrilla en diciembre de 2010, una auténtica oda al fútbol? ¿O el 2-2 del año pasado en el mismo escenario? ¿O el 4-0 de marzo del 2015, un festín para el Pucela? Efectivamente, extraño sería ver algo semejante.
Y no será por jugadores de quilates. Si bien es cierto que se trata del máximo goleador, un viejo conocido como Manu del Moral (nueve dianas en Liga), continúa lesionado y Jairo, el otro delantero estrella, también está de baja de larga duración. Por nombres habría que tener en cuenta a Pablo Valcarce, el incombustible Julio Álvarez (duda también por lesión de la que termina de recuperarse) o Marc Mateu. Mucha madera por cortar.
La cuestión es que la plantilla, hay que decirlo en voz alta, no ha sabido estar a la altura y tirar para arriba cuando la ocasión lo requería. Simplemente, ha faltado la llamada ‘testiculina’ en los momentos clave del curso, esos en los que se demuestra un equipo campeón. ¿Será el momento de dar el do de pecho este sábado en Zorrilla?
Curiosidad del rival de esta jornada: A buen seguro que el aficionado de Segunda lo ha pensado alguna vez. ¿Por qué se llama Los Pajaritos al campo del Numancia? Siempre ha sonado mucho en el panorama nacional por su característico nombre, pero la explicación es sencilla. El estadio se sitúa en un campus llamado “Campus de los Pajaritos”, de donde coge su nombre de manera directa. Misterio resuelto.