Anuar, mediocentro del Real Valladolid Promesas, debe integrar el primer equipo en un corto o medio plazo

Veo a los niños callados y tristes, pero a ti no te veo. Veo puestos que ocupar y rendimientos pobres, pero a ti no te veo. Veo que desbordas el espacio en el que te encuentras, pero a ti no te veo. En definitiva, veo que Anuar acaba contrato este año, que la Segunda B se le queda pequeña y que cuando ha estado con el primer equipo ha rendido notablemente. Sin embargo, a día de hoy, ni ha sido renovado ni ha sido promocionado de manera definitiva.
La raíz de este artículo es clara y sencilla: que Anuar no acabe en el primer equipo del Real Valladolid este año será más grave que un posible ascenso fallido del mismo. Ojo: más grave, que no preferible, ya que cualquiera en su sano juicio lo que más anhela es ver a su equipo en Primera División.
La diferencia estriba en que el actual proyecto de Braulio Vázquez y la dirección deportiva para con el Real Valladolid no está planteado con vistas a ascender sí o sí este año, como ya se ha referido en varias ocasiones. Partiendo de esta base, no ascender este año no sería un fracaso. Primeramente, hay que labrar el futuro (inmediato), y yo no lo concibo sin Anuar en el primer equipo.
El ceutí es uno de los ejemplos más sobresalientes de la cantera blanquivioleta en la última década. Llegó a Valladolid con trece años para ganarse la vida con el sueño de ser futbolista profesional y el domingo cumplirá veintidós. Siempre ha jugado contra gente más mayor que él, a veces, una categoría por encima de lo que dictaba su edad, destacando además, por su actitud y su entrega.
El hecho de que Anuar no consiga arribar de manera total el primer equipo sería uno de los fracasos más estrepitosos que encontraríamos en la cantera vallisoletana en años, por encima de casos de jugadores que aquí se desecharon o a los que no se les observó, en su tiempo, una especial valía. Sería mucho más grave el caso del mediocentro ceutí porque él ha demostrado cada año eso mismo, una notable valía.
A colación de esto último debemos resaltar lo que él, como faro del mejor Real Valladolid Promesas de la historia, está consiguiendo. Su evolución ha dado un paso determinante, ya que ahora no es solo un pulmón defensivo inagotable, ni un perro de presa; se está convirtiendo en un centrocampista ‘box to box’ capaz de definir la jugada cuando se encuentra cerca del área contraria.
Por último, cabría destacar que la no confirmación en el medio plazo de Anuar en el primer equipo sería un golpe exagerado a aquello tan importante denominado ‘sentimiento de pertenencia’. Y la relevancia de esto último no soy yo quien la destaca, que también, sino que es Rubén Albés quien constantemente pone en valor este sentimiento, que es una actitud, pero que también debe venir acompañado de hechos efectivos.
El aficionado blanquivioleta debería tomarse el caso de Anuar como una lucha personal. Si finalmente no se le da aquí la oportunidad definitiva, no podremos decir que las cosas están cambiando, por mucho tapete nuevo que nos pongan. Es base, es proyecto, es futuro, es club y, a mi modo de ver, la mejor forma de ganar la guerra.