El conjunto blanquivioleta no pudo pasar del empate ante el Córdoba CF en un partido bueno pero mejorable, y en el que le faltó chispa en ataque
El Real Valladolid no pudo pasar del empate en su visita al Nuevo Arcángel en un partido en el que notó la ausencia de José, más que la de André Leão, y acusó la falta de chispa en ataque. No obstante, aunque mejorable en esa faceta ofensiva, los blanquivioletas cuajaron una buena actuación ante un Córdoba CF que no ofreció nada y solo se dedicó a aprovechar los errores rivales para sumar.
Para ser exactos, el conjunto de José Luis Oltra aprovechó un error clamoroso de Isaac Becerra –tristemente, otro más– para ponerse por delante en el minuto 41. Avatares del destino, Caro el goleador erró después y Míchel marcó el uno a uno, un resultado que no se movería del luminoso hasta el final. Y no porque no hubiera ocasiones, porque alguna hubo, llegando a marcar los cordobeses, incluso, aunque Rodri venía del fuera de juego y el tanto de Piovaccari no valió.
Con esta igualada, el Pucela ralentiza el paso, sumando la segunda seguida después de dos victorias, si bien no hay que obviar que el Real Zaragoza es más que lo que dicta su situación actual y que tampoco el Córdoba es moco de pavo, y más cuando las bajas se notan. Eso sí, cabe decir que se notó más la ausencia de José que la de Leão, bien suplido por Guitián, debido a que arriba faltó brío, el que Mata no tiene, por más que lo intente.
El Real Valladolid amasó la bola desde el inicio, aunque fue incapaz de amenazar tanto como debiera y, durante ese tramo, lo más que se acercó fue con sendos disparos de Álex López, uno a las manos de Kieszek y el otro desviado. Al margen, sin alterarse, los centrocampistas la tocaban lejos, con paciencia también, a la espera de una ruptura que nunca se produjo, porque faltaba el agitador.
Como cada error que uno comete, por su propia condición de fallo, el uno a cero sorprendió debido a que el Córdoba no había hecho méritos para ponerse por delante; quizá al contrario, de no ser por eso que los visitantes extrañaban. Por desgracia, que fuera de Becerra lo hizo un poco menos, ya que el cancerbero está lejos de reeditar su condición del mejor de la categoría y lleva ya varios errores graves este curso.
Su antagonista en el gol, Caro, volvió a aparecer en escena minutos después para regalar a Míchel el esférico en el lado izquierdo del ataque. Como de puntillas, el mediapunta se fue adentrando mientras nadie le salía al paso y, cuando todos pedían que centrara (Villar en posición de fuera de juego), golpeó con fuerza al cuero e hizo el uno a uno, justicia mínima para su equipo antes del descanso.
Cabía esperar actitud en la segunda mitad para voltear el marcador. Y la hubo. Lo que faltó fue, primero, fútbol, y luego, acierto. El Córdoba mejoró (como quien dice, solo podía hacerlo), pero no hubo brillo, ni de su parte ni de parte del Pucela. Aunque al menos hubo ocasiones, las dos primeras del bando visitante. Primero Álex Pérez remató alto una falta y luego Juan Villar disparó al lateral de la red.
El conjunto blanquiverde fue creciendo y Becerra tuvo que desbaratar dos tímidas ocasiones. Más tarde en otro saque de esquina volvería a errar, pero esta vez no costaría puntos. Enfrente, Kieszek también se erigió protagonista, al hacer un paradón a Raúl de Tomás, que puso una nota distinta al ataque vallisoletano en el tramo final (todo lo contrario que Drazic, de nuevo desaparecido).
El excordobesista lo intentó, sin éxito. Como tampoco lo tuvieron los exblanquivioletas, que se parecieron a lo que fueron en Zorrilla. Rodri se fajó, sí, pero también se enredó con todos y con todo salvo con el gol, Alfaro estuvo desaparecido y se marchó pronto (lesionado no; milagro), y Bergdich recordó aquella época en la que fue ‘Caballo Loco’ para robar un balón peligroso a Moyano.
Al contrario que en el pasado, su centro fue bueno y Piovaccari remató a gol, pero Rodri venía del fuera de juego y la jugada fue invalidada, por más que se empecinara, con toda la razón. Y menos mal, porque el resultado habría sido inmerecido según los méritos de los unos y los otros.
¿Lo habría sido que el Real Valladolid ganara? Seguramente tampoco. Aunque tuvo minutos buenos en las fases iniciales del juego, faltó el hacerlo bien en las finales, de generación y finalización. Faltó José Arnáiz, ‘El Niño’, el agitador. Y sin embargo la actuación no es para estar disconformes, visto lo visto. Aunque el paso se haya ralentizado, seguramente en este pequeño parón Herrera haya encontrado en Guitián y Raúl de Tomás a los más idóneos para sustituir al canterano y a Leão en pos del intento y el afán de seguir creciendo.