El conjunto de Rubén Albés lo intentó ante el Palencia pero demostró ser más dócil con la posesión que cuando tiene espacios para contragolpear y el marcador no se movió del 0-0 inicial

El derbi entre el Real Valladolid B y el CD Palencia se saldó con un empate sin goles que deja con mal sabor de boca tanto a unos como a otros. Al conjunto local, el blanquivioleta, porque manejó la posesión del balón durante la mayor parte del partido y porque, a pesar de gozar de las mejores oportunidades, no fue capaz de anotar ningún tanto. Por su parte, el Palencia pudo lamentar las ocasiones que tuvo en el último tramo del encuentro que hubieran puesto la tercera victoria consecutiva en su casillero.
Para los seguidores habituales del Promesas, la tónica del partido sorprendió ya que fue diferente al de otras ocasiones. El Palencia aguantaba en campo propio y esperaba la oportunidad para poder contragolpear mientras que el Real Valladolid B no encontraba la fórmula para hacer daño a los palentinos a pesar de tener el manejo de la situación. De hecho, el partido recordó al último vivido en Los Anexos frente al Mutilvera. Curiosamente, el resultado reflejó el mismo tanteo: empate a cero.
Y es que el Promesas no se siente cómodo si no tiene la opción de correr los espacios y, ante el Palencia, con la falta de los mismos, tocaba generar superioridad con balón.
Algo que se intentó por las bandas pero con un Anuar que no terminaba de doblar con profundidad ya que por deformación profesional siempre se metía hacia el medio. Por su parte en el otro lateral Royo estuvo más activo, pero no fue capaz de conectar algún centro como el que sirvió para anotar ante el Racing la semana pasada.
Ante la incapacidad de derribar el muro palentino, la diferencia en el marcador podía desnivelarse por cualquier error. Como el que tuvo el carrilero Héctor Sánchez en la jugada previa a su lesión. Se llenó de balón en una situación clara de despeje e Higinio le robó la cartera para plantarse mano a mano con Alejandro, pero el disparo del delantero impactó en el palo izquierdo de la portería y abortó la opción del Promesas de adelantarse en el marcador.
Fue la oportunidad más clara del partido y llegó en la primera parte. Después de la ocasión de Higinio, el partido cayó en una dinámica de quiero y no puedo por parte del Promesas pero sin ser más preciso en los ataques. La falta de espacios para correr no ayudó ni a Vega ni a Mayoral primero, ni a los que entraron después como Sinisterra o Iván Martín. Por su parte, el Palencia mejoró con el adelanto de posición de Murillo, que había entrado por el lesionado Héctor Sánchez, o la velocidad del vallisoletano Rodri.
La próxima jornada, el Real Valladolid B tendrá otro tipo de partido, bien distinto al de los últimos compromisos en casa. El filial de Albés visita al homólogo del Real Celta de Vigo en las instalaciones viguesas. La permisa de los blanquivioletas es clara: intentar volver a la senda de la victoria tras un mes sin sumar de tres.
Real Valladolid Promesas: Dani Hernández; Anuar, Mario Robles, Calero, Royo; Rai, Zambrano; Mayoral (Iván Martín, m. 78), Dani Vega (Sinisterra, m. 58), Marí e Higinio.
CD Palencia: Alejandro; Asier, Acoidán, Héctor Granado, Pelayo, Héctor Sánchez (Murillo, m. 25); Xavi Moré (Diego Torres, m. 63), Ibón, Durántez, Inestal y Zapata (Rodri, m. 69).
Árbitro: Hernández Maeso (Colegio Extremeño), auxiliado en las bandas por Porras Ayuso y Cano Sánchez. Amonestó a los locales Rai y Calero, y a los visitantes Asier, Ibón, Durántez, Zapata y Murillo.
Incidencias: Partido correspondiente a la octava jornada del Grupo I de la Segunda División B disputado en los Anexos al Estadio José Zorrilla ante unos 500 espectadores.