El Real Valladolid iguala las tres derrotas cosechadas la pasada temporada por Miguel Ángel Portugal y supera el peor momento de cara a puerta en los dos últimas cursos

Este año no va a ser como el pasado, decían. Y aunque sea anecdótico, resulta que de buenas a primeras en algún aspecto es peor. Cierto es que no tiene nada que ver el compromiso que ha demostrado la plantilla en estos primeros compases de la temporada con el nulo de los que mancillaron la pasada la blanca y violeta, pero puestos a hablar, habrá que decirlo todo.
Aunque más de uno quiere ver reminiscencias entre este Real Valladolid y el del ascenso con Mendilibar a los mandos, y aunque el inicio fue realmente bueno, lo cierto es que ya se ha igualado la peor racha de partidos perdidos de manera consecutiva la pasada campaña, tres. Entonces, con Miguel Ángel Portugal en el banquillo, se cayó por cuatro a cero en Leganés, por uno a dos ante el Real Zaragoza y por uno a cero ante Osasuna.
Esta vez no ha habido ninguna goleada. Y, en honor a la verdad, los de Paco Herrera seguramente merecieron más en los tres partidos. Sucede, sin embargo, que esto va de marcar goles, y claro, cuando no lo haces, y el rival sí, pues pasa lo que pasa; que aunque sea por uno a cero y de Perugrullo, caes.
Echando la vista un poco más atrás se encuentra la racha de minutos sin marcar que viene de superar el Pucela. Si el año pasado el mayor tiempo transcurrido entre dos goles fue de 293 minutos, hace dos temporadas, con Rubi a la cabeza, el Real Valladolid llegó a estar sin ver puerta en 339. Después de los noventa del Anxo Carro, ya van 344 minutos, casi cuatro partidos.
Volviendo a las líneas iniciales, no hay que poner en duda la creencia de que esto es diferente. Así se percibe. Se ve más unión, más equipo. Y a buen seguro habrá más fútbol, en los dos ratos que se ha visto un nivel alto se ha comprobado. Pero las estadísticas, aunque a veces vacías, sirven para edulcorar y hablar de momentos buenos y malos. Y el actual es malo, no hay duda.