El Real Valladolid cae por la mínima al aprovechar Linares un error de Guitián a sus espaldas en el minuto 82

El Real Valladolid cayó por un gol a cero ante el Real Oviedo en lo que supone la segunda derrota de la pretemporada, cosechada en el XVIII Trofeo Ramón Losada.
El conjunto carbayón se llevó por la mínima este trofeo, disputado en Luarca y que cumplió la mayoría de edad en un envite con más igualdad que fútbol, ya que si bien ambos conjuntos fueron intensos, por el camino mostraron más capacidades de anularse que de crear juego. Los dos lo intentaron, pero siempre se toparon con el rival bien plantado.
Así, durante la primera mitad no hubo apenas ocasiones. En el once blanquivioleta, en el que destacaba la nueva capitanía de Ángel y el marcado protagonismo de la segunda unidad, Joan Jordán tuvo la mejor ocasión para los de Paco Herrera, mientras que Toché se topó con el palo y fue incapaz de adelantar a los de Fernando Hierro.
No obstante, lo mejor fue la movilidad de Nando, que ponía las cosas difíciles a Markel Etxeberria, y la actividad de Joan Jordán y José, dos jugadores que desaparecieron tras el descanso, en el cual hubo nueve cambios y solo permanecieron en el once visitante Isaac Becerra y Sergio Marcos. Junto a ellos, los teóricos titulares, incapaces de imponerse a los ovetenses, cuyas permutas vinieron en forma de goteo.
Iban Salvador sufrió la dureza de los rivales y volvió a estar en varias guerras, pero esta vez su zurda no encontró el camino del gol. Ni él ni sus compañeros, que si otras veces generaron peligro pero carecieron de acierto, esta vez ni tan siquiera eso. Poco o nada varió, el partido siguió siendo igualado y con pocas florituras.
Cuando todo parecía indicar que el choque terminaría en empate, a falta de menos de diez minutos para el final, Guitián erró en un envío en largo de un zaguero enemigo y Linares aprovechó su fallo y la salida de Isaac Becerra para marcar el uno a cero, que a la postre sería definitivo. Un tanto que modera el optimismo generado hasta la fecha, porque sin ser malo, por igualado, fue deslucido.