Joan Jordán parece el tipo de centrocampista que reclamaba el entrenador: ofensivo, capaz de acompañar y de llegar al área rival
Paco Herrera ya tiene lo que quería. A falta de que pueda llegar la guinda, en forma de otro jugador con mayor presente si cabe, tendrá en Joan Jordán, última incorporación momentánea, al tipo de centrocampista deseado. Reclamaba un medio ofensivo, capaz de acompañar el juego desde la fase de creación y de llegar al área, y él lo es.
En su primera campaña en la Liga de Fútbol Profesional, en la disciplina del Espanyol, club que lo ha cedido al Real Valladolid, ha dejado un bosquejo de lo que es y puede ser como jugador. Se ha mostrado dinámico, con querencia al trato con el balón y a dar continuidad a la posesión a través de continuos apoyos, a la vez que asoma en el balcón del área y que, merced a su buen físico y a su capacidad de leer el juego, colabora en la faceta defensiva, aun sin ser un especialista.
Pisando campo rival muestra su mayor potencial. No solo tiene la capacidad de erigirse un buen asistente, sino que además tiene gol: ha marcado doce en sus tres temporadas en el filial espanyolista y uno la pasada en Primera, frente al Eibar de José Luis Mendilibar.
Sergio González fue su principal valedor. Cuando este llegó al segundo equipo blanquiazul, se afianzó en el once, y cuando el técnico ascendió al primer plantel, le hizo debutar. No fue un regalo, eso sí; Jordán es un lanzador que, como tal, podía tener cabida. Así, disputó cinco encuentros entre La Liga y la Copa del Rey, prometedores para sus veinte años. Indiscutible en el Espanyol B, se ganó el salto.
Sin embargo, sería con Constantin Galca con quien tendría la mayor continuidad. Sin llegar a romper, con el rumano en el banco acumuló cinco titularidades en seis partidos, en los que llegó a ser señalado como la apuesta de su entrenador por la prensa catalana, una apuesta que no se confirmaría, ya que fue uno de los principales damnificados de las goleadas recibidas ante el Real Madrid (6-0) y la Real Sociedad (0-5).
Casualidades (o causalidades) de la vida, de los doce envites en los que participó, su equipo no ganó ninguno; empató tres y perdió los demás. Ciertamente, no sería el mayor culpable, pero sí uno de los muchos partícipes de la irregular campaña periquita (seguramente solo salvada por el desastre de otros).
Mejor acompañado
Joan Jordán es un centrocampista que mira siempre hacia adelante. Técnico, es certero en el pase y útil a balón parado. No obstante, es más un mediocentro de acompañamiento que capaz de jugar solo o con funciones defensivas, como podrá hacerlo Luismi. Es por ello que encaja en con un volante tapón, en un doble pivote, o como interior –de ‘6’ u ‘8’ indistintamente– si la idea es jugar con tres medios.
Durante el desarrollo del juego, con todo, a veces muestra cierta desconexión si no entra en contacto con el balón. Y si uno hace la típica búsqueda en foros espanyolistas se encontrará como otro defecto el que le falta algo de fortaleza mental, que podría requerir si resulta ser suplente en un equipo en el que la competición será feroz, con independencia del dibujo por el que opte Paco Herrera.
Sus condiciones invitan al optimismo siempre que no falte el trabajo, máxima que el cuerpo técnico exige a cualquier jugador. De las líneas anteriores se puede extraer que se trata de un fuoriclasse, pero nada más lejos; como otros incorporados, tiene un gran porvenir que debe confirmar en el corto plazo. En el mismo en el que deberá demostrar que sí, que es lo que el míster pedía.