El Real Valladolid superó al Toledo gracias a los tantos de Caye Quintana y de Víctor Pérez en la primera parte

La afición del Real Valladolid tenía ganas de fútbol y demostró con su asistencia a La Laguna que ya ha olvidado las penas de la temporada pasada. No en vano, la parroquia vallisoletana gozó con las ocasiones y los goles de su equipo en la primera mitad ante el CD Toledo. Eso sí, el segundo periodo recordó fantasmas del pasado, si bien aún queda un mes para la puesta de largo.
Se confía en el maestro de la baraja, Paco Herrera. Dispuso dos opciones diferentes de juego. Un 4-3-3 en la primera mitad con el que el equipo fue a morder a arriba a su rival y con el que, además, se sentía protagonista desde atrás con el balón.
No era raro que Calero o Álex Pérez se incorporasen hasta intentar romper la primera línea del conjunto toledano, una posición que rápidamente corregía Anuar para evitar cualquier tipo de contragolpe.
El nuevo técnico repartió las cartas de la baraja de tal forma que en la primera parte había un once con mayor presencia de jugadores del Promesas. Pero Paco tenía guardado un as en la manga: Sergio Marcos. El canterano del Villarreal parecía que llevaba trabajando durante toda la pretemporada con sus compañeros.
Su posición en el 4-3-3 dispuesto en el primer periodo le dotaba de una gran libertad para dar el último pase a los jugadores del ataque blanquivioleta. Marcos estuvo bastante compenetrado con Toni; sin embargo, los dos goles de la primera parte llegaron por el costado derecho con dos asistencias de un Moyano que ejercía de capitán.
En el primer tanto, el lateral sirvió por bajo un pase de la muerte para que Caye Quintana se reivindicara con un tanto. Posteriormente, otro jugador mirado con lupa, Víctor Pérez, anotaba el segundo previo pase del propio Moyano y jugándose el pellejo con el palo derecho tras introducir el balón en la portería.
En estos primeros 45 minutos relucieron varios aspectos. El primero, la confianza de Herrera en Anuar para asignarle toda la tarea de recuperación de balón para liberar de carga a Marcos y Víctor Pérez. El ceutí, omnipresente, estuvo sobresaliente pero a la hora de sacar el balón desde su propio campo tuvo más complicaciones. Otro de los detalles que dejó la primera mitad fue que tanto Samuel como Guzmán no se vistieron de corto ni tan siquiera. Su continuidad en el club queda más en entredicho con esta decisión.

En la segunda mitad,
el ritmo decreció
Después de las buenas sensaciones ofrecidas por el conjunto blanquivioleta durante la primera parte, la afición vallisoletana esperaba que su equipo pudiera estar CD Toledo mejor en el segundo periodo. Con una mayor presencia de jugadores del primer plantel, el Real Valladolid no fue mejor que un CD Toledo que, gracias a las sustituciones y a la puesta en el verde de sus mejores jugadores por parte de Onésimo Sánchez, mejoró notablemente.
En esta segunda mitad, Herrera optó con un 4-4-2. Mata e Iban ejercían de los hombres más adelantados y la presión se realizaba con ellos dos junto a José y Juan Villar por los costados. Algo que no terminó de salir bien, puesto que Luismi y Leão se encontraron en varias ocasiones desprotegidos.
No obstante, lo positivo fue no encajar. Pau Torres se encargó de ponerle el candado a la portería ante las ocasiones de Jordán Domínguez, el mejor de los toledanos en la segunda mitad, y de Jokin Esparza. La defensa comandada por Rafa se mantuvo sobria y sobre todo Arroyo cuajó una gran segunda mitad, frenando a un Jordán que fue el más activo de los verdes.
Primera prueba satisfactoria. Muchas cosas por pulir y aspectos por mejorar; lo normal en el primer partido de pretemporada. Herrera manejó la baraja a su gusto y dispuso dos onces totalmente diferentes con dos propuestas diferentes. Además, el técnico no titubeó a la hora de dejar a los dos señalados –Guzmán y Samuel– fuera de la convocatoria.