En experiencias pasadas Paco Herrera dio la alternativa o minutos de calidad a jugadores salidos de la cantera de sus clubes, algo que la afición del Real Valladolid desea que repita en Zorrilla
Foto: El Faro de Vigo
Quizá pensar en la cantera como uno de los pilares del próximo Real Valladolid sea excesivo. Siendo honestos, quizá no haya tantos jugadores con capacidad de ofrecer rendimiento inmediato, inundando con ellos el primer plantel. Hay varios, sí, muy aptos, que necesitan un empujón –que no un regalo–. ¿Es Paco Herrera el técnico idóneo para hacerlo? Sobre el papel, sí.
El deseo de la afición es que haya más cantera en su primer equipo, y lo cierto es que puede y parece que esta cuestión puede darse, al menos más que en temporadas precedentes. Julio, Ángel, Anuar, Juliá y José optan a estar a las órdenes del entrenador catalán, habituado a contextos como este, en los que el jugador de abajo no juega los minutos de la basura, sino que compite en igualdad de condiciones por un puesto y, si se lo gana, tiene minutos de calidad.
Eso de deduce de sus últimas experiencias en Las Palmas y Celta, si bien hay que recordar, también, que son estos clubes más habituados a apostar por lo de casa que el Real Valladolid.
Puede esto sonar a crítica, pero nada más lejos. Encierra dos realidades, la que así consideran y el que si Herrera daba entrada a jugadores formados en las categorías inferiores de estas entidades era, también, porque estas habían decidido apostar por ellos evitando cubrir en exceso las posiciones de jugadores potenciales, cosa que en Zorrilla sí se hizo con la llegada de Nikos o Borja, por ejemplo.
No pretenden estas líneas ser juicio de lo sucedido en el pasado reciente, sin embargo. Volviendo al nuevo entrenador del Pucela y a su apuesta por lo de abajo, si uno se fija fundamentalmente en los dos equipos citados verá cómo dio la alternativa y/o continuidad a diferentes jugadores que se mantienen en la élite.
El ejemplo más claro, o uno de ellos, es Álex López, quien debutó a las órdenes de Eusebio Sacristán, pero se hizo titular con Herrera. En la temporada 2010/11, el departamental fue el octavo hombre con más minutos de juego, 2.658, repartidos en 32 encuentros, un idilio que continuó el curso siguiente (3.025 minutos en 36 partidos) y tras el ascenso, hasta su destitución (22 apariciones en 24 envites).
Mismo caso fue el de Hugo Mallo, que a sus diecinueve años venía de estar a la sombra de Vasco Fernandes y en su segunda temporada en el primer plantel, primera con el barcelonés, pasó a ser parte del once, en el que se afianzó en el tercer curso, jugando 30 y 34 encuentros, respectivamente, para un total de 81 actuaciones a sus órdenes.
Asimismo, hizo debutar a Sergio Álvarez, Jota Peleteiro, Santi Mina o Jonny, quien con apenas diecinueve años jugó diecinueve partidos en Primera División, los siete primeros, con Herrera en el banquillo celtiña. Indudablemente, la factoría de A Madroa ni dependía ni depende solo de él, si bien su cuota de mérito tiene en lo que hoy son estos futbolistas.
Después de dar la alternativa a Diego Rico en el Real Zaragoza –jugó veinte de los treinta partidos que dirigió–, su siguiente experiencia fue la citada en la Unión Deportiva Las Palmas, donde su incidencia a la hora de hacer debutar a canteranos quizá fue menor, si bien apostó por jugadores de la casa por los que nadie lo había terminado de hacer.
Como técnico amarillo Roque Mesa se asentó en el primer plantel, después dos años de dudas tras su estreno en Segunda, Hernán volvió a tener peso específico tras un año sin apenas jugar, dio minutos a Raúl Lizoain, ascendió y otorgó la titularidad a David Simón… Sin ser ‘El Dorado’, esta etapa fue buena en este sentido.
Aunque apenas había comenzado esa estancia, así se expresaba Víctor Afonso, exentrenador del filial canario y hombre de club, en octubre de 2014, en una entrevista a Tinta Amarilla:
Paco Herrera ha demostrado que es un entrenador de cantera de verdad, no de boquilla. Apoyar a un jugador de cantera no es darle una oportunidad cuando el marcador va 4-1 y participa unos minutos. Es hacer lo que él está realizando: que se ganen el puesto y que tengan continuidad en el equipo profesional. En ese estilo yo también me identifico. […] Paco Herrera le ha dado esa oportunidad a los que él entendía que debían hacerlo. No se ha fijado en los nombres, sino en el trabajo diario para tomar las decisiones. Raúl, Roque, Hernán –que está realizando una temporada espectacular–, Simón…
Precisamente que esto sea así querrá la afición, que el canterano de turno esté en igualdad de condiciones con los demás jugadores, como se decía al principio, ya que ese «de boquilla» al que Afonso se refiere es una práctica habitual en el fútbol y en la ciudad; véase, con la manida (y mentirosa) fórmula de veinte más cinco, que no hace si no darles de lado y hacerles de menos con el solo hecho de ser el «más cinco».