Nacho Porcar completa la plantilla del Real Valladolid Promesas como el único jugador no sub 23, con sus 47 partidos en Segunda División B a las espaldas

Si de algo había adolecido el Real Valladolid Promesas en la primera mitad del curso, gol al margen, era de competitividad en la segunda unidad. Podía –y puede– haber potencial en algunas de sus piezas, pero no se venían mostrando lo suficientemente resolutivas para una categoría tan dura como esta. Este escenario ha cambiado en el mercado invernal.
Cierto es que lo ha hecho a costa de dar salida a dos jugadores de la casa. Pero no menos real es que al club le conviene mantener al filial en Segunda B, y que para ello era necesario dar un salto. Que, sobre el papel, o esa es la intención, dará Nacho Porcar, el último de los tres fichajes realizados. A sus veintitrés años, y con 47 partidos en la categoría, será el único jugador no sub 23 del plantel de aquí a junio, cuando a priori finalizará su vínculo con el club.
Criado en Paterna, como Jorge Juliá, es de la generación de Carles Gil e Isco, con los que llegó a ir convocado con la selección sub 19. Antes de dar el salto a Segunda B, acumuló tres años en la Tercera valenciana, de la que llega. Primero con el Valencia Mestalla, más tarde con el Ribarroja y luego con el Elche Ilicitano compitió en una categoría en la que ahora militaba en el Ontinyent, donde era pieza clave.
Para dejar la entidad blanquinegra ha recurrido a una cláusula unilateral en su contrato que le permitía rescindirlo en caso de que recibiera alguna oferta de un equipo de categoría superior, como finalmente ha sucedido. Viene de jugar más de mil minutos, de ser «titular indiscutible», según la nota que le despide en la web del Ontinyent, y de marcar dos goles.
Al margen de la edad y la experiencia, ¿qué más podrá aportar? Lo primero, en número. Con su llegada, Borja Jiménez pasa a contar con un relevo natural para Iván Casado y Cristian, cuyas eventuales bajas han hecho que el rendimiento defensivo del Real Valladolid Promesas se resienta. Así, permitirá estabilidad en los laterales, en los que Arroyo y Manel Royo parecen asentados.
Asimismo, será otra pieza hábil en la salida de balón, uno de sus fuertes, junto al juego aéreo. Dispone de un buen juego con ambas piernas y en el pasado ha llegado a jugar tanto en los cuatro puestos de la zaga como en el centro del campo, como pivote defensivo —si bien al filial llega para ser central; los otros puestos están más que cubiertos.
Se trata de un central contrastado en el fútbol modesto valenciano, como demuestran sus cifras entre la Segunda División B y la Tercera de la región, que ha encontrado en Valladolid una oportunidad para dar otro salto en su carrera, a la vez que la dirección deportiva ha hallado la manera de añadir otra pieza al grupo bajo unos parámetros económicos aceptables.
En el pasado, mientras militaba en el filial del Elche, fue convocado por el primer equipo en cuatro ocasiones para sendos partidos de la Primera División. No llegó a debutar y, siendo honestos, no se espera que lo haga tampoco con el primer del Real Valladolid en Segunda. No obstante, su virtud estará en la suma: en la capacidad que muestre de luchar por un puesto en el once y de mantener el nivel cuando en él aparezca.
En número, decíamos, pasará a ser uno más que añadir a los que ya estaban. Pasará el filial con él a tener siete defensas –sin contar a Corral–; a saber: Arroyo y Deve para el lateral derecho, Casado, Cristian y Porcar para el puesto de central y Royo y Ángel para la izquierda, considerando, además, que se espera que este pueda actuar más con el Promesas tras doblarse su posición en el primer equipo con la llegada de Nikos.
Sin más movimientos, se cierra la ventana de fichajes con tres salidas y tres llegadas, quedando la plantilla del filial configurada así:
- Porteros: Julio y Dani Hernández
- Defensas: Arroyo, Deve, Iván Casado, Cristian, Nacho Porcar y Ángel
- Mediocentros: Anuar, Mario, Juliá y Zambrano
- Mediapuntas: José, Toni, Adrián y Mayoral
- Delanteros: Caye Quintana, Higinio y Dani Vega