El mediocentro malagueño había desaparecido de los planes de su técnico en las últimas jornadas, anhelaba salir y, el Real Valladolid, que saliera, como finalmente ha sucedido

El Real Valladolid ha comunicado en la mañana de este viernes la primera baja en el Promesas en este mercado invernal (y quizá la única). Se trata de Dani Espinar, mediocentro malagueño que llevaba ligado a la entidad año y medio, y que había desaparecido en las últimas semanas de los planes de su entrenador, Borja Jiménez.
El andaluz era el primer candidato para marcharse del filial, tal y como había anunciado este portal, toda vez que Pelayo, otro de los jugadores que tienen la puerta abierta, parece reticente a irse. En el caso de Espinar, él se quería ir y el club quería que se fuera, dado que ambas partes entendían que la otra no le estaba ofreciendo aquello que querían. Finalmente, después del típico tira y afloja para ver de qué manera se resolvía el contrato –en otras palabras: con cuánto dinero de por medio–, ha acabado habiendo acuerdo para su rescisión.
El centrocampista malacitano arribó a Zorrilla en el verano de 2014, procedente del División de Honor del Málaga, en plena remodelación del Promesas, tras el ascenso a la Segunda División B. Fue el último en llegar y firmó por dos años –hasta junio de este 2016–, que no llegarán a término, después de una relación que ha ido de más a menos.
Aunque le costó varias semanas entrar, formó parte del once en varias ocasiones, un total de trece, de los veintitrés partidos que disputó a las órdenes de Rubén de la Barrera. No obstante, solo tres fueron completos y, cuando había que cambiar algo, a menudo le tocaba a él –si bien se vio, unas cuantas veces, por delante de un Anuar al que le costó más que a él hacerse al ideario de su técnico–.
Oculto bajo el despliegue físico de Anuar y la enorme calidad técnica de Ayub, terminó siendo el tercer mediocentro en discordia en lo que a minutos se refiere (1.164) y, parte de esas titularidades, acabaron llegando con el equipo salvado. En parte, porque si bien su fútbol de toque iba muy en consonancia con lo que quería su técnico, jamás terminó de romper.
Y en la presente temporada le ha pasado algo similar. Fue titular en cinco de los nueve envites que dirigió Rubén Albés y se perdió uno obligado por un expulsión, pero a todas luces contaba, siquiera como parte de la rotación, pues con el gallego sumó 479 minutos. La irrupción de Renzo Zambrano le pareció afectar, pues llegaron a jugar los dos junto a Anuar en el medio, aunque algo cambió aquella sanción.
A partir de entonces, sus minutos decrecieron, más aún tras el cambio de entrenador. Así, a las órdenes de Borja Jiménez ha jugado 214 minutos en once partidos, con el añadido de haber desaparecido de las convocatorias en las últimas cinco citaciones. Las razones esgrimidas, de carácter técnico, encerraban un malestar evidente de unos y otros con la situación.
Lo cierto es que con los tres entrenadores Espinar ha debido cumplir con un rol que en ocasiones le exigía demasiado en defensa, faceta en la que no es muy ducho ni esforzado. En parte, la decepción de la dirección deportiva, derivada en su salida, puede provenir de esta cuestión. En el otro lado de la balanza, el propio jugador considera, según su entorno, que nunca ha tenido la continuidad que deseaba, por lo que la disolución de la relación parece lo mejor para ambas partes.
Su salida del Real Valladolid, incluso después de ser convocado por Miguel Ángel Portugal para viajar a Almería a finales de octubre, en plena crisis de efectivos del primer plantel, podría implicar la llegada de un mediocentro, pues la coordinación de la cantera ha contactado con varios. No obstante, cabe recordar, la prioridad en este sentido es firmar a un delantero.