Vincenzo Rennella encierra en sus 188 centímetros un delantero con muchos más recursos que su físico

Es fácil confundir a Vincenzo Rennella, nuevo jugador del Real Valladolid, con algo que no es. El nombre le delata, por lo que la nacionalidad no es el caso. Es de origen napolitano, para más seña, aunque nacido en Francia. A todos los efectos, pese a haberse criado en territorio galo, es conocido por muchos como italiano. Quizá porque jugó allí, y allí se impregnó del carácter competitivo del calcio.
Quizá se deba, también, a su forma de ser sobre el terreno de juego. Como la del pistolero de las películas, es letal, pero también tiene estilo. He aquí una de las confusiones. Cuando observa sus 188 centímetros, tiende a pensar que es el habitual punta tosco, feo de ver y cuyo juego es enimentemente físico. Nada más lejos. Posee una amplia gama de recursos que le permiten no solo vivir del gol, y no solo de ser ‘grande’.
Tiene cosas de ‘nueve’, que lo es, pero no solo. Zurdo cerrado, tiene un cañón en su pierna hábil, que arma y ejecuta con acierto, el suficiente como para promediar en sus tres temporadas y media años en España un gol cada dos partidos y medio.
Es más potente que veloz y cae bien a bandas. Ahí, al carecer de una excesiva velocidad punta, expone más bien sus recursos técnicos, su elegancia y su capacidad de regate. Además, le gusta mezclar con los demás y participar en la creación de la jugada –en los inicios de su carrera jugó como mediapunta–. Se le podría llamar cannoniere de seda, entendiendo que en la virtud está también la penitencia: le cuesta poner su calidad al servicio de la defensa.
En diferentes entrevistas ha reiterado que por alto tiene un debe, como con el remate con su pierna derecha. Sin embargo, la apariencia no engaña en un aspecto: es fuerte y hábil a la hora de proteger el balón de espaldas. Por todo, puede parecer algo desgarbado, pero es más de los delanteros que llegan que de esos de estar. No se trata de un ‘punta’ estático, prefiere la movilidad; aprovechar su potencia para romper al espacio. Y dar el gol, si no puede hacerlo.
Más que desgarbado, que sin balón puede llegar a parecerlo, desconecta a veces. Sin embargo, dado que es un delantero bastante completo, si bien Miguel Ángel Portugal viene optando por dibujar un 4-2-3-1, no sería descabellado imaginárselo jugando con otro punta. Tanto Rodri como Diego Rubio podrían romper al lado derecho, mientras él lo hace al izquierdo. El chileno podría estar; el soriano, aparecer. Y con Erick Moreno, como quiera que sea el cafetero, a buen seguro también podría cohabitar.
Francia, Suiza, Italia… y España
Vincenzo Rennella comenzó su formación en el Guingamp francés. De ahí pasó al Cannes, donde jugó en edad juvenil. Aunque le ofrecieron hacerse profesional, decidió cambiar de país e irse a Suiza, más concretamente al Lugano. Entonces, el Genoa se interesó en él y le fichó, si bien fue cedido al Grashoppers. Fue su penúltimo paso por el fútbol de allende nuestras fronteras. El último lo dio en el Cesena, con el que debutó en la Serie A.
Entonces le llegó la oportunidad de venir a España. Fue cedido al Córdoba, donde cuajó un buen año –marcó ocho goles en 37 encuentros, contando Copa del Rey– y el Real Betis Balompié se fijó en él. Lo compró, pero, eso sí, para primero cederlo. Al Lugo, como su anterior equipo, en Segunda, con el cual también lo hizo bien, como muestran sus trece tantos en 36 envites. Y entonces ya sí, llegó su hora. La hora del Betis. Aunque no titular, fue parte activa del ascenso, al marcar siete goles en 38 partidos.
La competencia feroz que suponían Rubén Castro y Jorge Molina, unida a los minutos que podían sumar el canterano Fabián o el holandés Ricky Van Wolfswinkel, reputado goleador que ha marcado tantos en tantos países como él –Holanda, Portugal, Francia e Inglaterra–, aunque menos (67 por sus 71, según datos de Transfermarkt), invitaron a su salida de Sevilla en este mercado invernal.
Eran varios los clubes interesados en firmarlo. El Real Valladolid se acabó imponiendo en esa suerte de juego de tronos en la que se está convirtiendo la ventana de fichajes, toda vez que todos quieren al delantero que más goles marque. En su caso, tal y como se ha comentado, la aportación puede ir más allá de ver puerta.
De todos aquellos ‘nueves’ que a priori están o van a estar en el mercado, sobre el papel, Braulio Vázquez ha conseguido firmar a uno de los mejores. Falta que, de nuevo, el franco-italiano demuestre que la Segunda División española es para él un fetiche. Al que quiere renunciar ganándose el verse en Primera. En definitiva, que las apariencias engañan. Ya, enfundado en la remera del Real Valladolid.