El partido entre los filiales del Real Valladolid y el Real Club Celta de Vigo se salda con un empate a cero en el que la intensidad sin ocasiones marcó el encuentro
Frío. Muy frío. Tanto como el que los espectadores de Los Anexos pudieron sentir durante el transcurso del encuentro entre dos de los tres filiales del Grupo I de la Segunda División B. Con ligera lluvia, un chispoteo corto que, como las ocasiones, sacudía alguna gota un poco más fuerte pero nada lejos de la realidad.
Real Valladolid Promesas y Real Club Celta B se encontraban cerca entre sí en la clasificación, en la parte baja de la tabla. Los dos jugaron con miedo a no sumar. Con miedo a poder sumergirse en los puestos de descenso al término del partido, y por ende, de la primera vuelta del campeonato.
Y eso que tanto Borja Jiménez como Torres Gómez disponían de jugadores importantes que han llegado a alcanzar sus respectivos primeros equipos. Tanto Ángel –que inició en el extremo derecho– en el conjunto blanquivioleta, como Pape Cheik en el conjunto celeste, pudieron ayudar a sus respectivos equipos aunque sin demasiado fortuna. Tanto uno como otro tocaron numerosos balones en zona de tres cuartos del campo rival pero sin conseguir ni sacar beneficio, ni materializar en gol.
Desde el inicio se pudo ver cómo los pequeños detalles podían marcar la diferencia. Por ejemplo, una acción de Julio Delgado en banda izquierda pudo ser sancionada como penalti en el intento de Deve por robarle el esférico. Gálvez Rascón no lo consideró así. En la misma banda pero en el ataque contrario, José gozó de una gran oportunidad pero a pesar de favorecerse de varios rebotes al inicio, no consiguió contactar bien con el esférico en última instancia.
Cumplida la primera media hora llegaba la mejor oportunidad gallega por medio de un centro de Borja Iglesias que atrapaba Julio abajo. Esa acción del delantero celeste, como otra protagonizada por Pape, fueron de lo mejor del conjunto de Torres Gómez. Los celtiñas encontraban superioridad en el medio del campo con las caídas del exblanquivioleta Guille Andrés. En ese tres para dos frente a los blanquivioletas conseguían ventajas que no supieron plasmar en ocasiones de mayor peligro.
Por su parte, al término de la primera mitad, Toni obtuvo la mayor oportunidad para abrir el marcador. Caye Quintana, que estuvo muy batallador hasta su lesión, le dejó un balón al murciano para que este golpeara con violencia. Su disparo se cruzó demasiado sobre la portería de Néstor por lo que no pudo ser gol.
Más brega que fútbol en la segunda mitad
Sin apenas noticias del gol, ni tan siquiera ocasiones, el partido entró en una dinámica más de garra que de acciones combinativas. Hasta cinco tarjetas amarillas vieron los jugadores celtiñas en esta segunda parte, prueba de que estuvieron al límite de la agresividad, aunque en ningún momento con juego duro.
La mayor oportunidad por parte de los chicos de Torres Gómez le cayó a las botas de Guille Andrés. Julio taponó rápidamente el disparo del delantero que, quizás se pensó que su antiguo compañero le esperaría más. Las acciones celtiñas se sucedían por ambas bandas, sobre todo en la izquierda, donde Julio Delgado estuvo muy incisivo, haciendo sufrir a Deve en su marcaje.
Por su parte, la respuesta blanquivioleta volvió a llegar a Toni, el jugador más desequilibrante de los vallisoletanos.
Un buen centro de José permitió al murciano cabecear solo en el segundo palo. El pequeño extremo siempre termina por ser el más destacado de su equipo, pero su acierto de cara a portería debe mejorar si quiere decantar a su favor los partidos del Promesas.
Los minutos finales fueron un querer y no poder por parte de ambos conjuntos. El filial blanquivioleta sujetaba bien a los celestes pero no terminaba de intimidar en el ataque a su rival. Más, aún si cabe, con la lesión de Caye Quintana y la posterior sustitución de Toni.
El último susto del Promesas fue merced a un regalo de Néstor que no logró atrapar un centro frontal muy lejano y que tras dos intentos por atrapar el esférico, lo logró hacer a la tercera ocasión finiquitando así un partido en el que no hubo noticias del gol.
Ni tampoco se buscó. Ambos conjuntos se encontraron cómodos con el resultado de empate a pesar de que puede significar que entren en los puestos más bajos en la clasificación –a expensas de lo que haga el Sporting B–. Por ello, quizás el filial blanquivioleta no deba conformarse en el futuro con sumar de uno y tenga la determinación para ir a por el partido.
Para poder conseguirlo, debe recuperar la confianza de los jugadores del banquillo. Ni Dani Vega cuando salió al campo a disputar los dos últimos minutos, ni Adrián, que estuvo calentando para no participar aun habiendo una sustitución más, ni Espinar ni Chino, que vieron el partido en la grada, tienen la confianza para poder desequilibrar el partido saliendo desde el banquillo.
El mercado de fichajes se abre mañana lunes. Quizá si estos jugadores no tienen esa confianza se trate de buscar en otros equipos nuevos futbolistas sobre los que apostar. No obstante, cabe decir que algunos de los que están han cumplido cuando se les ha requerido, si bien no han contado con la continuidad suficiente. En el Reino de León, el Promesas tendrá la próxima oportunidad de lograr una victoria.
Real Valladolid Promesas: Julio; Deve, Arroyo, Casado, Royo; Mario, Renzo, Toni (Dani Vega, min. 88), Ángel; José y Caye Quintana (Mayoral, min. 72).
Real Celta de Vigo B: Néstor; Kevin, De Amo, Goldar, Lucas; Alende, Pape (Rubén, min. 68), Luis Rioja, Julio Delgado (Javi Que, min. 85); Guille Andrés (Brais, min. 80) y Borja Iglesias.
Árbitro: Gálvez Rascón. Amonestó a Ángel, Deve y José por parte de los locales mientras que amonestó a Julio Delgado, Luis Rioja, Lucas, Goldar, Borja Iglesias, Kevin, Javi Que y a Torres Gómez, por parte de los celestes.