No es una historia cualquiera. Es una historia que habla de fútbol, de un sueño y de una muerte. Es una historia que habla de Valladolid, pero también de Santiago de Chile. Una historia que vive a través de los años para contarnos un enlace inesperado, lejano, entre dos equipos que se conocen muy bien casi sin saberlo, por amigos comunes que, en Valladolid, vieron cómo sus vidas quedaban ligadas por siempre a la ciudad. Y su protagonista, como es lógico, tampoco podía ser cualquiera. De hecho, David Arellano era alguien muy especial.
David Alfonso Arellano Moraga nació en la capital de Chile en 1901. El fútbol fue su vida. Primero como aficionado, siendo uno de los primeros que se enamoró de ese deporte a tal nivel en el país chileno, pero después también como futbolista. En su viaje vital logró compaginar sus estudios como profesor con el desempeño deportivo. Era delantero y su liderazgo siempre le ponía en una gran disposición para ser capitán. En esos primeros años de fútbol, empezó a jugar en el Club Deportivo Magallanes, un equipo de gran influencia y capacidad en la época, pero que empezó a tener problemas serios. La intención de David Arellano y otros compañeros del club de modificar la realidad del equipo y transformarlo en un club profesional crearon diferencias irreconciliables en el Magallanes. Es así como empezaron a considerar la idea de dar un paso adelante y formar su propio equipo. Un equipo llamado Colo-Colo.
En 1925, el club tomaría forma y, en esos primeros años, resolvieron empezar a hacer giras para recolectar dinero para las competiciones y aumentar la fama y la influencia de un equipo con aspiraciones de todo en el fútbol chileno. Amparados en esos primeros años de ebullición del deporte Rey, con el gran estímulo de los JJOO de 1924 en América que resultó con un campeón uruguayo, la idea de gira de Colo-Colo fue un éxito en todos los sentidos, por querer ser el primer equipo sudamericano en saltar el charco en 1927. Un paso victorioso para el fútbol, pero un paso fatal para el destino de una de las almas del conjunto chileno.
David Arellano jugaba en ese equipo. Un 2 de mayo de 1927, en la capital vallisoletana, se enfrentaba Colo-Colo con Arellano en el plantel a un club en el antiguo campo de la Sociedad Taurina de Valladolid. El equipo, el Real Unión Deportiva, parte vital del germen que daría en 1928 resultado al nacimiento del Real Valladolid. Pero ese día, lejos de estar aún proyectada la idea de un Pucela, la realidad es que la protagonista fue la desgracia de Arellano. El delantero y capitán de Colo-Colo, en medio de la disputa de un balón aéreo, resultó lesionado de gravedad en la caída, que lo llevó a ser rápidamente trasladado a dependencias médicas para ser tratado. El golpe fue vital para detectar un diagnóstico complejo: peritonitis aguda de compleja operación. En 1927, lejos de una solución médica como las que habría en la actualidad, David Arellano acabó falleciendo pocas horas después de la disputa de ese partido fatal.
Funeral en Valladolid
Un futbolista fue despedido con una pompa fúnebre celebrada en la iglesia vallisoletana de San Pedro Apóstol y con la presencia de grandes personalidades de la sociedad y del deporte de la ciudad, impactados todos por la desgracia de un emblema de ese club que, sin pretenderlo, iba a estar por siempre ligado a la ciudad castellanoleonesa. El día 4 de mayo sería enterrado en Valladolid, en el cementerio de El Carmen, hasta que años después, en agosto de 1929, lograran la concesión para exhumar el cuerpo y trasladarlo a Santiago de Chile, donde se realizó una capilla ardiente y enterrado en su ciudad de origen. Hoy, los restos de este mito de Colo-Colo reposan en el cementerio de viejas glorias del club.
Desde la muerte de Arellano, la camiseta de Colo-Colo siempre lleva un crespón negro para recordar a uno de sus filósofos y artífices. Un David Arellano que dio literalmente su vida por jugar con el equipo chileno y llevar su emblema por el mundo y que quedó por siempre unido a una ciudad y a la semilla de su equipo de fútbol. Un Real Valladolid que, en el verano de 2025, volverá a verse las caras con Colo-Colo en una gira por Chile como parte de su pretemporada. Una excelente manera de recordar, como es preciso, la historia y el vínculo de Valladolid con Colo-Colo y Arellano.