Mariano Villafáfila dejará en verano el Real Valladolid para enrolarse en la cantera del Atlético de Madrid, donde le espera, en principio, su segundo filial. El delantero rechazó los acercamientos de la entidad vallisoletana, que estaba dispuesta a hacer una propuesta elevada, después de que los primeros contactos se dilatasen, a priori, de mutuo acuerdo, según ha podido saber Blanquivioletas, aunque quizás más de lo aconsejado para un jugador con sus números. Con todo, se unirá a una lista numerosa de futbolistas que cambian el rojo por el violeta como acompañante del blanco; a unos cuantos jugadores que pasan de Los Anexos a La Academia en los últimos años.
Iván Alejo (2011)
El primero de ellos fue Iván Alejo, integrante de la prolífera generación de 1995, a la que pertenecen también Fernando Calero, Toni Villa o Anuar Tuhami, y quien se marchó sin que el club apostara por él siquiera en lo deportivo, aspecto en el que seguro podía competir, aunque no lo hiciera en lo económico. La polémica rodeó su salida, pero lo cierto es que el Real Valladolid no le ofrecía más que el Juvenil B, cuando en el Atleti iba a estar -y estuvo- en dinámica de División de Honor, con el que debutó.
Víctor Mongil (2012)
Si lo de Alejo fue sangrante, cuando pasó en 2012, lo de Víctor Mongil lo pareció más, puesto que había llegado a ser internacional y había debutado con el primer plantel. El año del ascenso de Djukic tuvo unos cuantos partidos, pero tampoco vislumbró un proyecto en unos tiempos oscuros, en los que se llegaba a dar por bueno que cada año se fuera un joven talento si conseguían sacarle rédito. Así sucedió: salió traspasado, con una opción de recompra que jamás se ejecutó. En España no pasó de la Segunda División B.
Pape (2014)
En su momento, lo de Pape fue, directamente, un escándalo. La superioridad física del mediocentro llamó la atención hasta el punto de entrenar con frecuencia a las órdenes de Miroslav Djukic, que si no le hizo debutar fue porque no podía por aquello de la edad y las limitaciones sobrevenidas con los jugadores africanos. Después de sendas cesiones en el Arces, el Parquesol o el Villa de Simancas, se marchó sin llegar a jugar de blanquivioleta en partido oficial. Carlos Suárez culpó a su agencia, pero no estuvo lo que se dice muy fino…
Amath (2014)
… no lo estuvo porque, además, resumiendo, el expresidente dijo que si no se quedaba el bueno no quería al malo. Cosas de la vida, el denostado resultó ser Amath Ndiaye, que era más joven que su compatriota y quien, a la postre, sería el que terminaría haciendo carrera. El actual jugador del Real Valladolid, en silencio, como es su carácter, fue quemando etapas como rojiblanco, pero allí no se asentó. Igualmente, ha llegado a Primera; en último término, tras volver en enero de 2024 a la que, pese al portazo de antaño, consideraba su casa.
Adrián Ferreras (2014)
Antes de que Los Anexos fuera un lugar del que brotan los internacionales, como pasó estos años pasados, la cantera blanquivioleta vivió una época en la que tener uno era una rareza. Con estos colores no llegó a serlo Adrián Ferreras, aunque por poco: coincidió con Altube y Apa meses después de marcharse en dirección al Atlético de Madrid, en edad cadete. El benaventano, que hoy juega en el Atlético Tordesillas, era diferencial en mediocampo y llegó a ser capitán del juvenil colchonero que ganó la División de Honor, la Copa del Rey y la Copa de Campeones.
Zubi (2014)
El verano de 2014 hizo honor a la frase aquella de ‘Piratas del Caribe’ de «arrasa con lo que veas y generoso no seas». A las captaciones realizadas en edades tempranas, el Atlético de Madrid le sumó un fichaje a una más avanzada: el de Zubi. El extremo pacense había llegado a debutar en Primera División a las órdenes de Juan Ignacio Martínez, pero, tras el descenso, recibió una oferta económicamente potente para irse al Atleti B, donde apenas llegó a jugar. Volvió a casa para jugar en el Cacereño y, con el tiempo, retornó a Castilla, para militar durante varias campañas en el Palencia Cristo Atlético en Tercera División.
Hugo Guzón (2018)
Hugo Guzón era uno de los mayores talentos de la generación de 2005 cuando, después de tres años de franco crecimiento, emigró. El vistoso atacante se fue en edad infantil y estuvo tres años en el Atleti, en los que su potencial y su progresión parecieron ir de más a menos cuando, en la época de la pandemia, se contagió. Volvió a casa tras tres temporadas, en 2021, ya en categoría juvenil. Hoy es un habitual en el CD Laguna que busca la salvación en Tercera División.
Fabián Urzain (2019)
Las generaciones de 2004 y 2005 del Real Valladolid han proyectado a varios futbolistas hacia el profesionalismo, caso de Chuki, o hacia categorías próximas, como sucede con Garri. Cuando la primera añada daba sus primeros coletazos en Los Anexos, el segoviano Fabián Urzain llamó la atención del club rojiblanco, con el que llegó hasta la División de Honor, donde fue entrenado por ‘El Niño’ Torres. Después de una cesión poco fructífera al UCAM Murcia, este verano salió traspasado al Deportivo, y es un asiduo en el Fabril, con el que se ha enfrentado al Promesas en dos ocasiones. En enero de 2024 pudo volver, pero finalmente no se produjeron las salidas que habrían propiciado este movimiento.
Diego Pérez (2021)
Un año más joven que Guzón es Diego Pérez, a quien el coronavirus también le cambió la vida. El zaguero era parte precisamente de Laguna cuando el Málaga se fijó en él. ‘El Gato’ Romero lo fichó y se enroló en el club de la Costa del Sol, pero cuando la pandemia cerró su residencia, volvió a Valladolid y vistó de blanquivioleta, en esos tiempos en los que los partidos se jugaban a puerta cerrada. Cuando la normalidad volvió, al menos a medias, se fue al Atleti, donde sigue hoy. Tiene contrato hasta 2027 y con el Juvenil A lleva en la presente temporada 24 partidos.
Seydou Fall (2022)
Para qué mentir: lo de Seydou Fall muchos no se lo esperaban. El central de ascendencia mauritana llegó hasta el Juvenil B y apenas había asomado en el División de Honor cuando, en 2022, fue captado por el Atlético. Tenía todo el sentido: aunque no se le adivinasen unas condiciones súper depuradas con balón, físicamente es un valladar; grande, fuerte y ganador de duelos. Después de un año de adaptación en el Madrileño, con esfuerzo y trabajo, se hizo con un lugar en el primer equipo juvenil de Fernando Torres. Actualmente está en el CUC Villalba, a la sazón, segundo filial colchonero y Atlético de Madrid C la próxima temporada.