Las alegrías no abundan en Pucela, no hay más que fijarse en la situación clasificatoria del Real Valladolid para darse cuenta de la desgracia que atraviesa el equipo. Aunque, en ocasiones, en las tierras más pantanosas crecen brotes verdes y en el desierto aparecen oasis, como es el caso de Iván San José, Chuki, en el conjunto que dirige Álvaro Rubio.
El joven futbolista de 20 años empieza a ser una pieza valiosa para el técnico riojano. Y, es que, desde su llegada al primer equipo (en su segunda etapa), el canterano ha participado en tres de los cuatro últimos partidos disputados en LaLiga EA Sports. Frente al Athletic Club (7-1) partió de inicio y salió sustituido al descanso; contra el Valencia (2-1) fue el primer cambio sustituyendo a Grillitsch; y en esta última jornada ante el Celta de Vigo (0-1) salió en el 63’ y pudo ser clave.
Desde su entrada frente al conjunto olívico su participación fue importante para el equipo. Y, bajo la magia de sus botas, Chuki puso en bandeja de plata un buen centro a Marcos André hacia el área pequeña, que el delantero brasileño no pudo materializar. También por su cabeza pasó el posible 1-1, tras un balón colgado por Darwin Machis, que el centrocampista mandó a la cruceta de la portería.
A falta de diez jornadas para la conclusión de la competición doméstica, con el equipo abocado al infierno de la Segunda División, quizás su implicación pueda ser relevante. Por una parte, por ser un chico de la casa y tener la máxima ambición por dignificar y honrar el escudo que viste desde pequeño. Y, por otro lado, que desde el Club y Álvaro Rubio decidan darle importancia, ya que su vinculación con el Real Valladolid concluye este próximo 30 de junio de 2025 y decidan apostar por una renovación. Sin duda, la próxima temporada podría ser clave si se le dota de minutos y se le otorga un papel trascendente.