El pasado miércoles fue un día movido en la ya compleja realidad institucional del Valencia CF. Kiat Lim, hijo de Peter Lim, propietario del equipo, se ha convertido en el 35º presidente de la historia del Valencia CF. Aunque el singapurense ya era conocido en el club, tras ser presentado en 2022 como el sucesor de un discutido Peter Lim, lo cierto es que su llegada a la presidencia es una oficialidad que no llega de la mano de una gran ilusión por el cambio.
Tras haber sido potenciada su imagen en diciembre, la voluntad de Meriton era poder oficializar su presidencia y revitalizar la imagen de la propiedad en Valencia. “Aunque mi padre no puede estar aquí, espero estar aquí más a menudo en el futuro para representarlo”, comentaba precisamente en 2022 en una de sus apariciones públicas, pero poco después frenaría el ímpetu de su ilusión y no volvió a aparecer por la ciudad del Turia hasta el pasado martes, sólo 24 horas antes de su nombramiento oficial como nuevo presidente.
Famoso por hacer gala de una gestualidad y un discurso que, sin el contexto previo necesario, podía llegar a convencer de que su etapa en el club revitalizaría la realidad de un Valencia en constante pulso con su afición, la realidad es que, hoy por hoy, no hay muchas razones para la esperanza y parece que ha ido incumpliendo una a una todas las promesas que fue haciendo en su gira de promoción particular. En este marco, su primer acto oficial como presidente será recibir al Real Valladolid en el palco de Mestalla, que se enfrentará al conjunto valencianista con similar necesidad de llevarse tres puntos vitales para la salvación.
Un paralelismo evidente
En medio de la vorágine que vive el Valencia con su propiedad, cabe destacar el paralelismo existente con el último año vivido por el Real Valladolid en cuanto a la propiedad del club pucelano. La figura de Ronaldo y la de Peter Lim, aunque con evidentes diferencias en cuanto a procedimientos, etapas y longevidad, reflejan de manera casi similar la incomodidad de una afición que sigue descontenta en el ámbito deportivo e institucional y que tiene regularizadas, casi sin faltas, las protestas quincenales en cada partido como local.