El Real Valladolid se vio totalmente superado frente a la Real Sociedad en un encuentro cuya primera parte fue para el olvido

Tras la derrota frente al Villarreal, El Real Valladolid viajaba a San Sebastián con poco espacio para el optimismo para medirse con la Real Sociedad. A pesar de tener que hacerle frente a un rival difícil, una victoria habría potenciado las pocas posibilidades que tiene el Pucela para mantenerse. Sin embargo, los de Sergio González se vieron totalmente superados y fueron arrollados en la primera mitad.
La Real Sociedad abrió el marcador en su primer acercamiento. En el minuto 6, Kodro, que hoy fue titular, perdió el balón en banda izquierda y Silva se lanzó al contragolpe. Tras una gran conducción del canario, el balón le llegó a Isak, que recortó y la puso al palo largo, fuera del alcance de Jordi Masip. La Real Sociedad olió sangre y no dudó en pasar por encima de un Real Valladolid con la moral por los suelos. Diez minutos después, Isak volvió a ver puerta en una jugada en la que recibió libre de marca y la cruzó ante la salida de Masip.
Sergio González dio entrada a Weissman en el minuto 27 en busca de recortar distancias, pero no sirvió de mucho. El tercer gol de los locales plasmó a la perfección la desesperación y la desconexión del Real Valladolid en este encuentro. Después de señalarse una falta lateral en contra, los jugadores blanquivioletas se desentendieron del balón e incluso algunos se quedaron protestando al colegiado por su decisión. Los de Imanol Alguacil sacaron rápido ante el desorden de su rival y Silva recibió sin oposición para entrar en el área y superar a Masip con un disparo fortísimo.
La sangría de la primera parte no finalizaría aquí. La tuvo el Real Valladolid en los pies de Kodro al borde del área pequeña, pero el delantero no fue capaz de conectar con el balón y acabar la jugada, por lo que, de nuevo, la Real Sociedad hilvanó una gran contra que finalizó con penalti de Olaza sobre Isak. Januzaj se encargó de convertirlo y puso el 4-0 con el que se llegó al tiempo de descanso.
En la segunda mitad, el Real Valladolid mejoró con la entrada de Toni Villa, Marcos André y Míchel y la Real Sociedad bajó el ritmo al verse tan superiores en el juego y en el marcador. Óscar Plano y Weissman pudieron recortar distancias en el minuto 70. El centrocampista recibió un gran pase de Toni Villa a la espalda de la zaga del conjunto vasco y a la hora de encarar a Remiro, prefirió pasársela al israelí en vez de finalizar él la jugada. El ariete tenía la marca muy encima y la oportunidad quedó en un córner. Respondió rápido la Real Sociedad con un disparo de Portu desde la frontal sin apenas oposición, pero Masip lo desvió y fue también saque de esquina.
A diez minutos del final, tras una jugada embarullada y llena de rebotes y despejes fallidos, Hervías puso un buen centro al segundo palo y Marcos André marcó el único gol para los suyos con un buen remate de cabeza. El brasileño pudo acercar aún más en el electrónico al Pucela en una acción en la que recibió de espaldas a la portería, guardó el balón y disparó a la media vuelta, pero Remiro lo detuvo sin problemas.
El partido se abrió en el último tramo del partido. Pablo Hervías se sacó un zurdazo que no fue el segundo tanto blanquivioleta por muy poco y Weissman también quiso probar, pero obtuvo la misma suerte. Entre medias de esas dos ocasiones, la Real Sociedad pudo marcar el quinto en un tres para uno que finalizó Oyarzábal, pero Masip salió bien a tapar la definición.
Con esta derrota, el Real Valladolid todavía sigue con cierta vida, ya que el Huesca no ha logrado puntuar frente al Betis. Tanto el campeón como los descensos se decidirán en la última jornada de La Liga Santander, y precisamente ambas cosas pasan por el Estadio José Zorrilla. El Real Valladolid recibirá a un Atlético de Madrid obligado a ganar para proclamarse campeón. Al cuadro blanquivioleta no le vale otra cosa que no sea la victoria, aparte de que debe darse la situación de que el Huesca no puntúe y el Elche no gane. Por tanto, aún sigue siendo posible una permanencia que, de darse, sería prácticamente un milagro, inmerecido incluso dada la imagen del equipo durante toda la temporada.